Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

domingo, 30 de noviembre de 2014

LOS MAROJALES DE LA SIERRA SANTA CRUZ Y UNA CURIOSIDAD FORESTAL

La sierra de Santa Cruz es la que, por el nordeste, separa la cuenca del Gallocanta y el valle del Jiloca, aguas abajo de Daroca. Es el macizo cuarcítico responsable de los suelos arenosos y ligeramente ácidos de los campos de Used, Santed y Gallocanta. En definitiva, es la causa de que predominen las plantas silicícolas propias de otras sierras de la Ibérica, como la dedalera, el cantueso o el marojo.

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De hecho, en los enclaves con suelo profundo y menor exposición el marojo formaría densos bosques. Hoy, tras muchos siglos de historia de talar y quemar … y tras las tres últimas décadas sin hacer leña ni fuegos, comienzan a levantar cabeza estos marojales creciendo desde sus viejos tocones hincados en la roca …

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Estos montes, y todos los de la cuenca del Jiloca, debieron quedar muy trasquilados a finales del siglo XIX y primeros del XX. hacían falta más tierra para labrar. Hacía falta leña en pueblos con las casas llenas. Hacían falta más pasto. Y el monte no daba más de sí.

Montes pelados, laderas encosteradas, lluvias torrenciales. Crecidas en el Jiloca y el Pancrudo.

Noguera soterrada por arrastres. Villanueva de Jiloca

Noguera soterrada por los arrastres del Jiloca

Los ingenieros de montes, que comenzaban a adquirir influencia en la gestión de los montes, comprendieron que había que hacer algo en esta cuenca. Y empezaron plantando el pinar de Daroca. Y siguieron por las abruptas laderas que descienden desde la sierra Santa Cruz hasta el Jiloca. Probando y ensayando. Era el año 1914. Hace justo un siglo.

En los piedemontes, cerca del pueblo, la reserva de leña. El carrascal bien a mano.

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Y plantaron pino rodeno. Y laricio de Austria. Y carrasco. Y también pino royo.

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Tantos pinos que las parideras ya no hacían falta. Los pastos habían desaparecido.

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Incluso los huecos entre el carrascal …

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Miles y miles de pinos. En todos los rincones de la vertientes del puerto de Used.

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¡Cómo quedarían de reventados los pobres bueyes que abrían los surcos!

Solo quedaron sin plantar los peñascos de la cima y los canchales del fondo de vaguada, donde se han formado preciosos marojos tan redondicos …

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Y por probar, probaron a plantar pinsapo. El abeto propio de las montañas del confín de la cordillera Bética y del Rif marroquí. Un abeto exigente en humedad, que solo crece en la sierra con mayor precipitación de la península Ibérica. Por aquel entonces, no se le concedía tanta atención al pinsapo. Era otra posibilidad más para repoblar.

Y prosperó en El Orcajo.

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Formando un bosquete de entre 10 y 15 hectáreas. Con aspecto naturalizado. Con altivos ejemplares …

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cuyas semillas germinan con facilidad …

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No es un relicto botánico. Es una exitosa plantación. Una curiosidad. 

Es una ladera umbrosa orientada hacia el nordeste. Eso es condición necesaria pero no suficiente. Las repisas rocosas están colmadas de musgos …

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de musgos muy, muy largos …

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que fueron volteados por la jeta del jabalí en su búsqueda de hongos …

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Es muy probable que las pizarras que afloran favorezcan la retención del agua e incluso su surgencia. Esto puede explicar la prosperidad del pinsapo, tan higrófilo, en un clima tan seco como el de esta sierra.

Un hecho nos llamó la atención. Los únicos rebollones que vimos en nuestro paseo por esos montes crecían en la misma ladera que los pinsapos.

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Recorriendo la ladera pudimos ver el plegamiento sufrido por las pizarras …

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Y unas areniscas con anillos de Liesegang … como en el rodeno de Albarracín.

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Y una muestra de cómo debería ser la vegetación de estas laderas si no se hubiera plantado de pinos …

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Y restos sin recoger de la penúltima carrera ciclista …

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José Antonio buscaba invertebrados para fotografiar y remitir a Biodiversidad Virtual. Nada. Era una mañana fría y estábamos en la umbría. Todo cambió cuando traspusimos la ladera. Hacia la solana descendían las estepas y los biércoles, en plena floración …

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y los saltamontes ….

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para alegría del naturalista bañonensis

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… que no los dejó tranquilos en todo el rato.

En suma. Interesante el pinsapar, pero no menos los marojos, los gayubares, los estepares y los prados.

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Aunque no los haya plantado nadie.

viernes, 28 de noviembre de 2014

EL SARGATILLO, UN BOSQUETE EN LA ACEQUIA

Sargatillo es el nombre popular en el valle del Jiloca de una especie de sauce que los botánicos llaman Salix atrocinerea y que en los libros aparece como sarga negra o sauce salguero.

En nuestra zona aparece como una mata alta aunque a veces puede llegar a ser un pequeño árbol. El tronco suele ser derecho y el ramaje abierto. La corteza en los brotes jóvenes es bastante lisa y de un color gris verdoso. Al engrosar se agrieta y adquiere un tono oscuro. Las hojas tienen un peciolo muy corto y el limbo alargado y algo más ancho hacia el ápice, con el borde levemente dentado y unos nervios rojizos muy marcados en el envés.

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Crece en las llanuras de inundación, cerca del río, en amplias zonas del Jiloca, el Huerva  y la cabecera del Aguasvivas. En el valle del Pancrudo, a pesar de ser un terreno aparentemente muy propicio, es menos común. Es el sauce más común en la península Ibérica, de la que casi es endémico si se exceptúa su presencia en Marruecos y en el sur de Francia.

El sargatillo ha sido una especie muy pegada a nuestro terreno. Le gustan las vegas profundas ricas en limo y con el freático muy alto. Es una planta muy bien adaptada a las riberas de estas tierras altas donde jugaría un importante papel en las antiguas selvas fluviales. El ser humano, necesitado de tierras de labor, en los últimos siglos ha ido conquistando terreno al bosque de ribera y transformándolo en los actuales campos de regadío de los fondos de valle.

Y ha sabido aprovechar lo que de útil le ofrecían las especies autóctonas. Así pues, el sargatillo ha encontrado un hueco en estos agrosistemas.

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Es eficaz reteniendo el talud de las riberas con su trabada red de raíces lo que garantiza la protección de los márgenes de las huertas, tan valiosas. Con su sombra limita el desarrollo del cañizillo (o carrizo), lo que le evita las tareas de limpiar las acequias. Pero, sobre todo, ofrece una madera muy empleada como leña en los hogares de los pueblos. En la imagen, palos de sargatillo secándose al final del verano en las eras de Fuentes Claras para su empleo como combustible doméstico durante el invierno.

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Ofrece además diversas funciones ecológicas. Con su ramaje bajo retiene restos vegetales transportados por las aguas. Soporta las avenidas con la flexibilidad de sus ramas amortiguando la violencia del agua a modo de pequeñas presas. Ofrece hábitat a diversos invertebrados que se alimentan de sus hojas o ramillas. Su denso follaje sombrea el agua reduciendo su temperatura e incrementando su concentración de oxígeno, lo que indirectamente favorece a la fauna acuática menos tolerante a la eutrofización. Es el riñón del río, como bien decía José Manuel González.

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El sargatillo se presenta como un tallar. Es decir, como un conjunto de numerosos tallos que parten directamente del suelo y que comparten un mismo sistema de raíces. La corta se hacía a matarrasa. Y de cada pequeño tocón nacían nuevos brotes formando otra nueva mata. Aunque los brotes son jóvenes, la mata puede ser muy vieja, incluso centenaria.

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Estos conjuntos lineales de tallares crecen en las riberas de ríos y de acequias. Forman un elemento característico de las vegas componiendo unas alineaciones arborescentes de gran belleza en los márgenes de las huertas. Son otro elemento característico de la arquitectura vegetal del paisaje de estos altos valles de la cordillera Ibérica. Otra construcción humana.

martes, 25 de noviembre de 2014

AL AÑO QUE VIENE …

Por fin llegó algo parecido al otoño: se acortaba el día y refrescaban las mañanas, los chopos cabeceros amarilleaban sobrios en sus posiciones centenarias y en las barzas, a orillas del Jiloca, se agolpaban las moras de este año, algunas todavía rojas de inmadurez, casi todas ya henchidas de su característico morado laminero.

La naturaleza muestra una precisión milimétrica en sus hábitos, cómo sino expone tal exuberancia alimenticia justo en el preciso momento en que los hielos se acercan y el invierno trae consigo un sueño placentero de meses sobre el paisaje, una larga pausa previa a que todo recupere las fuerzas perdidas y vuelva a latir de nuevo con intensidad en primavera.

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El otoño es un tiempo de contrastes

Es el momento de replegar el oro de los desayunos invernales, la materia prima con la que llevar a término la mermelada de la nostalgia, la que en aquella canción de La Ronda de Boltaña ablandaba el pan duro del recuerdo y devolvía a su protagonista al lugar de su niñez, pero en esta ocasión con la vivacidad propia de los pueblos atestados de gentes y de actividades y lejos de las vigas podridas y quebradas que impone el silencio.

Como montar en bicicleta, hacer cosecha de moras nos retrotrae a la niñez y consigue siempre arrancarnos una sonrisa, o varias. ¿Quién no recuerda la primera vez que el dulzor sencillo invadió su paladar? ¿Quién no ha maldecido el lamparón morado en la camiseta? Esa mancha que de críos nos importaba más bien poco, salvo por la regañina que seguro habríamos de recibir, pero que perdida esa presteza infantil nos indigna y desalienta.

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Araña tigre, Argiope bruennichi, en un zarzal

El otoño invita a reflexionar sobre la caducidad de nuestra existencia, igual que recoger moras y recordar como nos entripábamos de niños al enfrentar el barzal bien repleto, nos conduce a preguntarnos a dónde marcharon los años y qué nos quedará por delante.

Es cuando a uno le entra la pena de saber que, tarde o temprano, dejará atrás los abiertos espacios esteparios, el intenso azul de su cielo sin mácula y las verdes riberas que los acompañan. Es cuando a uno le conmueven, más si cabe, las pequeñas cosas a las que dedica sus atenciones. Y en mi caso vuelvo mi mirada a las arañas tigre que me acompañaron este verano, como lo hicieron el anterior, en mis paseos por los humildes y hermosos sotos del Jiloca.

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Puesta de Argiope bruennichi a escasos centímetros de donde se encontraba la araña adulta

Confío, no sin temor, en que sabrán dirigirse y superarán los rigores invernales de esta parte del mundo. No me refiero a los ejemplares adultos que aun hacen guardia en sus redes de milimétrica belleza arquitectónica, sé que no lo conseguirán. Pienso en la nueva generación que duerme ahora su sueño en las esféricas bolsas de seda, que habrán de darle cobijo, hasta que las duras heladas sean sólo un recuerdo y regrese el bullicio de la vida en marcha.

Diego Colás

domingo, 23 de noviembre de 2014

MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA LAGUNA DEL CAÑIZAR

La laguna del Cañizar fue un antiguo humedal de agua dulce situado en el Noreste de la península Ibérica. Hasta comienzos del siglo XVIII tuvo una superficie inundable de 1200 ha, con una profundidad máxima que superaba los 2,5 metros. Existen documentos antiguos que reflejan la importancia de esta laguna. Entre 1729 y 1732 se realizaron las obras de drenaje que supondrían la total desecación de la laguna y la puesta en cultivo de su lecho.

Tras una intensa labor de concienciación, en 2006 comenzaron las obras de recuperación del humedal. El fruto de estas actuaciones comenzó a verse a finales de 2008 con el llenado de parte de la antigua laguna. Desde 2009 hasta 2012, el nuevo Cañizar tuvo una superficie inundada de 360 ha a las que se sumaban otras 40 ha de prados húmedos limítrofes. Estas dimensiones la convirtieron en el segundo humedal de agua dulce más extenso del interior de la península ibérica, solamente superado por el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Más de 200 especies de aves fueron inventariadas. Entre ellas destacaban algunas en peligro de extinción como la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) o el avetoro (Botaurus stellaris). Otra ave emblemática del Cañizar era la grulla (Grus grus). Apenas unos meses después del comienzo de su llenado ya se observó la presencia de hasta 4.200 ejemplares de esta especie en el paso migratorio post-nupcial. Un año después, la cifra ya ascendía a 10.000 individuos.

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A partir de 2012, intereses políticos locales, con la complicidad de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y sustentados en la oposición de parte de la sociedad local ante la intención de otorgar a este espacio una figura de protección, han propiciado que las compuertas que retenían el agua en la laguna permanezcan abiertas desde entonces. Así pues, este importante humedal europeo, refugio destacado para la migración de las grullas, vuelve a estar seco y su ecosistema en serio peligro.

Desde la comunidad científica europea exigimos una solución urgente ante el grave desastre medioambiental que se está produciendo en el Cañizar. La clase política debe de tomar decisiones que hagan compatible la existencia de esta laguna y el legítimo desarrollo humano de su entorno. Este camino debe ser recorrido, no solo en beneficio de la biodiversidad sino del propio ser humano.

jueves, 20 de noviembre de 2014

UNA VIII EUROPEAN CRANE CONFERENCE … ENORME!

La European Crane Conference es un congreso que, desde su primera edición en Oroshaza-Kardoskut (Hungría) en 1985, reúne cada tres o cuatro años a los investigadores del European Crane Working Group, organismo formado por las personas que estudian a la grulla común (Grus grus) en los diversos países europeos.

La Asociación de Amigos de Gallocanta (AAG) participó por primera vez en la sexta edición de este evento científico que fue celebrada en Ortobágy (Hungría) en 2006 donde presentó una comunicación en la que se aportaban las observaciones obtenidas a través de la lectura de anillas a distancia de la grulla común en esta parte de Aragón. La experiencia húngara fue muy grata, tanto por la oportunidad de conocer a prestigiosos ornitólogos, y de aprender con ellos, como por la satisfacción de contribuir al conocimiento de la migración de la especie. Por ello participaron en la séptima edición que tuvo lugar en Rügen (Alemania) aportando un nuevo estudio sobre el papel de la cuenca de Gallocanta en la migración y la invernada de la grulla común. Con la experiencia adquirida, la AAG se postuló como entidad organizadora de la VIII European Crane Conference que se celebraría en 2014 en Gallocanta (Aragón). Ahí es nada.

Organizar un congreso científico internacional es algo muy complejo. Realizarlo en tiempos de vacas flacas y sin el respaldo institucional –ni la experiencia- de una universidad o de un centro de investigación es todavía más difícil. Sacarlo adelante en una localidad remota, alejada de la ciudad y carente de la imprescindible asistencia técnica es algo heroico.

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Sin apoyos económicos en firme, el equipo de grulleros se puso ante el reto que supone organizar un congreso científico en pleno medio rural. Lejos de todo. Pero cerca de … las grullas, de una laguna única y de unos paisajes excepcionales. Eso es trabajar por la ciencia, por la cultura y por los pueblos desde abajo, con la generosidad personal y el compromiso con la tierra como bandera.

Una labor titánica ejercida por el núcleo de esta asociación (en el que hay que destacar a las eficaces Amigas de Gallocanta) que incluía, desde gestionar el alojamiento de los congresistas repartidos entre los pueblos, a solicitar las ayudas a instituciones, editar los resúmenes de las comunicaciones, gestionar los visados de los conferenciantes rusos o conseguir a buen precio alimentos aragoneses para ofrecer a los visitantes, pasando por mil y una gestión que no llegan a verse desde fuera, salvo cuando falta o falla ese servicio. Multitud de pasos, multitud de llamadas o cartas, multitud de detalles.

A última hora un gran grupo de amigos, venidos de  pueblos cercanos  o de las lejanas Estonia o Escocia, fuimos movilizados para ayudar a rematar la faena.

Y llegaron los días. Casi un centenar de congresistas venidos de trece países, mayormente nórdicos, centroeuropeos, franceses y eslavos, pero también norteamericanos o japoneses. Treinta y cuatro ponencias o comunicaciones. Catorce posters.

Comenzaba un completísimo programa de actividades.

Las conferencias abarcaron una amplia variedad de temas. Se abordó el estudio de los cambios en las rutas migratorias o de las zonas de invernada en Europa occidental (distribución geográfica), el efectivo de diversas especies de grullas en diversos países (poblaciones), la relación con las prácticas agrícolas y los daños que causan (agricultura), los aspectos relacionados con la migración y las técnicas de seguimiento (migratología), la variabilidad de las poblaciones (genética) e incluso la relación con las culturas locales o con la educación.

Con informaciones relevantes. Como el del efectivo invernante de grulla común en Aragón y en la península Ibérica. Como las técnicas de los agrónomos suecos para mitigar los daños. Como las nuevas tecnologías para hacer seguimiento de las aves. O como que las compensaciones por grulla suponen el 75% del presupuesto de las medidas agroambientales en Aragón. Jornadas maratonianas con muchas cosas que decir y poco tiempo. Las conferencias fueron el motivo central de la conferencia.

Vídeo musical elaborado por Calamocha TV

Y actividades paralelas. Salidas al campo al amanecer o al crepúsculo para ver a las grullas. La gran sorpresa para los congresistas fue el poder contemplar a sus bien conocidas aves en un marco paisajístico, el de los secanos cerealistas y los amplios horizontes deforestados, completamente diferente al que ellos conocen. O para recorrer los cañones calizos del río Mesa, con sus poblaciones de aves rupícolas, otro paisaje inusual para las gentes del centro, este y norte europeo.

Y tiempos para el enriquecimiento cultural. La visita a la monumental ciudad de Daroca, esa joya medieval por descubrir …

y a la exposición del pintor Carlos Pardos ...

La proyección de la exposición fotográfica de Uge Fuertes  y Rodrigo Pérez o la del documental sobre la invernada de las grullas estonas en Etiopía. El concierto “Grullas, grallas y grillos” del grupo Lahiez o la degustación de vinos de Cariñena o de Jamón de Teruel.

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Los bachilleres de nuestra comarca también tuvieron la oportunidad de conocer desde dentro cómo funciona un congreso científico y de practicar en directo con listenings reales.

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E incluso, de forma sobrevenida, fue presentada una experiencia educativa de fomento de la investigación centrada en la invernada de la grulla común que había sido realizada hace un par de años por estudiantes del IES Valle del Jiloca.

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La clausura tuvo lugar con la lectura de unas entrañables palabras de agradecimiento desde Amigos de Gallocanta a las personas, empresas e instituciones que finalmente han colaborado en el exitoso desarrollo del congreso y con un homenaje a dos personas que, desde hace décadas, trabajan por el estudio, la difusión y la conservación de la laguna y sus grullas: Antonio Torrijo y José Miguel Pueyo.

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La VIII European Crane Conference ha tenido múltiples y variados impactos en la zona.

Una evidente promoción de los valores naturales y culturales entre una nutrida representación de personas con una alta capacidad de influencia entre sus comunidades de origen. Para muchos, Gallocanta y Aragón eran dos nombres. Ahora son vivencias personales. Observar las bandadas de grullas y el atardecer sobre la laguna a través de la cristalera del centro de congresos durante el desarrollo de un congreso científico ha sido para muchos una experiencia única.

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Una repercusión económica. Directa, como los alojamientos y manutenciones durante estos días, los alimentos de calidad y otros detalles que han adquirido como recuerdo. E indirecta, como futuras vistas particulares u organizadas. Recuerdo la solicitud de información de un guía sueco por espacios naturales con riqueza en mariposas a los que traer a grupos de fotógrafos de su país. Turismo de la máxima calidad. Esto es invertir.

Un impacto científico. Presentar nuestros conocimientos. Aprender de los ajenos. Contactar con especialistas. Esta conferencia posiblemente ha sido el evento científico de mayor alcance internacional que se ha celebrado nunca en estas dos comarcas. Y lo que ello supone en la formación de nuestros estudiantes ….

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Y un impacto social, por lo que supone comprender y hacer propio el interés de la comunidad internacional por los paisajes y la cultura de nuestro entorno. Un cambio de mentalidad en la comunidad local imprescindible si de verdad queremos promocionar nuestro patrimonio y ponerlo en valor. Lo primero que tiene que ocurrir es creérnoslo nosotros mismos.

La VIII European Crane Conference ha sido un rotundo éxito. Una iniciativa que ha salido adelante gracias a la ayuda de particulares, empresas e instituciones que han creído en el proyecto y en las personas que había detrás, pero sobre todo por el trabajo generoso y la perseverancia de Amigos de Gallocanta, un equipo de Batalladores.

Fotos: Javi Julve y Turismo de Campo de Daroca.

lunes, 17 de noviembre de 2014

JOSÉ AZUL: CRIATURAS QUE PULULAN

El escultor aragonés José Azul presenta la exposición 'Criaturas que pululan' crea figuras de animales con hierros y cantos rodados nos trae una combinación de hierro forjado con piedra principalmente.

Utilizando aperos de labranza y viejas herramientas de labor para crear curiosas criaturas que pululan.

José Azul reinventa la cotidianeidad de lo más cercano a través del metal, comienza su relación con el hierro en talleres donde se trabaja la forja y con ella la imaginación.

Cómo artista ve como muchos de los materiales que aparentemente están en desuso, ocupando espacios y sobre todo llevados al olvido, picos martillos, serruchos vertederas, rodamientos y demás objetos; son su materia prima con la que elabora sus creaciones y dotarlas de una vitalidad y un valor increíble formando parte de sus composiciones.

Insectos, animales analizados y descritos en su mente cobran vida a través de la compleja combinación de elementos metálicos que uno por uno dejan de ser un recuerdo de lo que fueron, y gracias a un minucioso trabajo de fragua, repiqueteo de martillo y uniones múltiples consiguen impactar en el visitante transportándolo a un mundo llenos de sensaciones.

José cogía de niño las grandes tijeras de albardero de su padre y las elevaba por el aire como si fuera un pájaro de fauces amenazadoras. Desde muy pronto se dio cuenta en su pueblo que montones de herramientas del campo estaban basadas en diseños del mundo animal.

Un día regresó a la vieja caseta familiar del campo, cerrada durante años y se encontró un tesoro de chatarra con la que seguir jugando.

De ahí han salido las creaciones escultóricas los animales que se encuentran en la naturaleza, en su mayoría, influidas por su conexión con la tierra.

Sus obras parecen estremecidas por la aspereza de la tierra, sujetas a la constante  exposición del paso del tiempo, donde todo se transforma.

El artista nos muestra su obra figurativa, queriendo transmitir la obsesión y la expresión del creador haciendo surgir criaturas que pululan por nuestro alrededor.

Divina Sabaté Corbella

Comisaria. Asesora artística del M. I. Ayuntamiento de Fraga.