Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

sábado, 25 de octubre de 2014

LA LAGUNA DEL ARQUILLO

Estoy por pedirle el libro de reclamaciones a todos y cada uno de los organismos públicos o privados que tengan algo que ver con el turismo de naturaleza en la provincia de Albacete. ¿Pues no afirman en sus espacios web que en el Monumento Natural de la Laguna del Arquillo, durante todo el año, pueden observarse ánades reales, pollas de agua, rascones o zampullines? Cuando me di un paseo por sus orillas por no ver, no vi casi ni el agua.

Alguno me dirá que dónde iba yo a dar un paseo por el campo sin mis prismáticos, que era para matarme y que con esa actitud de pocas cosas me podía quejar, y menos de no ver un pato, hablando pronto y mal. Tengo poco que objetar, salvo que para ver un ánade real o una polla de agua, siquiera para intuir sus formas, tampoco es necesario más material óptico que el que nos viene incluido de serie cuando venimos a este mundo. No es esa razón óbice para desestimar mis reclamaciones, vale que olvidé mis prismáticos, y puedo asegurar que hubiera preferido hacer el recorrido desnudo, con la gente haciendo gracias sobre este cuerpo serrano que la naturaleza ha tenido a bien concederme, que sin ellos, pero es que no se dejó ver ni una sola de las especies de aves que, airean por internet, se supone habita en la masa de agua… ni de aves, ni de reptiles, ni de anfibios.

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Laguna del Arquillo (Albacete)

Con todo y con eso, mi visita a la Laguna del Arquillo no fue, en absoluto, decepcionante. El desvío hacia Masegoso, en cuyo término municipal se encuentra el humedal, se toma a no demasiados kilómetros de la ciudad de Albacete, lo que evita un viaje largo en automóvil, algo que yo suelo agradecer pues en cuanto me veo en el campo me comporto más como el mejor amigo del hombre, que como una persona, y no puedo esperar a abandonar el vehículo y adentrarme en la salvaje floresta. No lo lleno todo de babas ni salto de un asiento a otro loco de ansiedad, pero a veces he llegado a pensar que he estado cerca.

Para llegar a la Laguna del Arquillo hay que andar unos tres cuartos de hora por una pista forestal, en buen estado en su inicio, pero más tarde bastante desdibujada en apariencia, por las crecidas del pequeño curso fluvial que discurre a su costado. La zona está plagada de diques travertínicos, la misma laguna tiene uno por encima de la lámina de agua en el que crecen vigorosos carrizos y aneas, y el trazado de la pista forestal no se libra de ellos.

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A pesar de la aridez de la zona no faltan los cursos de agua

El travertino es una roca sedimentaria formada por depósitos de calcio que se disuelve con facilidad en agua de lluvia. Bueno, si he de ser sincero, lo que sucede realmente es que el agua de lluvia reacciona en su caída con el dióxido de carbono de la atmósfera formando una disolución débil de ácido carbónico, que es el compuesto que disuelve el carbonato cálcico en realidad. La laguna del Arquillo tiene su origen en este fenómeno como lo tiene el mal estado en el que está la pista forestal para acceder a la misma y como lo hubieran tenido las potenciales lagunas que podrían haberse desarrollado en la zona de no ser por la intervención humana. Tal ha sido la actividad kárstica en este lugar que a la masa de agua, en las poblaciones colindantes, se le conocía como la laguna sin fondo y puedo asegurar que desde la orilla, a pesar de lo cristalino de sus aguas, de fondo, nada de nada.

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Bosques mixtos de carrascas y sabinas

El relieve que la circunda es muy parecido al de los romos cabezos envejecidos del Jiloca; se viste de bosques abiertos de encinas y sabinas y matorral de tomillo, aliaga, ajedrea o salvia, especies que habrán sido aprovechadas durante siglos para madera y pastos. Estas carrascas son idénticas a las del Jiloca, como ellas presentan varios pies de pequeño diámetros y no demasiado porte, siendo su dispersión la respuesta al ramoneo que el ganado ovino, quizá caprino, debió ejercer sobre estas masas vegetales hasta la llegada de la modernidad y el abandono de las prácticas agropecuarias que construyeron estos paisajes. Todavía está presente, no obstante, la mano del hombre en los campos de cereal recién labrados que salpican estas latitudes y en los que podía oírse cantar a la perdiz. Bandadas de rabilargos, un córvido algo menor en tamaño que la picaraza, de capirote negro, garganta blanca, cuerpo canela y alas y cola azules me confirmó que, a pesar de las apariencias, no estábamos en el Jiloca.

Estaba, sin embargo, en una zona poco abrupta de transición entre la llanura manchega y la zona montañosa de la Sierra de Alcaraz, con numerosos cursos fluviales, uno de los cuales se comporta como afluente y efluente de la laguna (vamos, que dota de agua a la laguna y recibe sus aguas de ésta): el río Arquillo (por algo había de llamarse como la laguna).

En el breve soto de una de éstas tímidas corrientes de agua se dejó oír el ruiseñor bastardo y algún pícido (pájaros carpinteros, para que nos entendamos) y se exhibió un afónico chochín al que no se le sintió ni alentar (algo que tiene que ver, sin duda, con el fin de la época reproductiva y la llegada del otoño). Al acercarme a la orilla me di de bruces con un majestuoso azor que alertado por mi presencia, alzó el vuelvo desapareciendo al instante y dejándome con la duda de si lo que había visto era un azor u otra rapaz. Tan sorprendente encuentro no me impidió disfrutar de las ranas que buscaban, alarmadas al sentir mis pasos, refugio entre las piedras del cauce.

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Rana común

Hizo demasiado buen día para estar a mediados de septiembre y a unos 1.000 metros de altitud (a este planeta le quedan dos telediarios) y el aleteo indeciso de las mariposas fue una constante durante nuestro paseo. Pude fotografiar a un lobito agreste (Pyronia tithonus), digno representante de la familia Satyridae y, con más pena que gloria, a una ícaro (Polyommatus icarus) y a una canela estriada (Lampides boeticus) de la Lycaenidae. La primera de estas familias se caracteriza por la presencia de manchas ocelares prominentes (a la vista está) cerca de los bordes de las alas que sirven para desviar el ataque de las aves hacia los extremos de éstas. La segunda, por mostrar en el reverso de sus alas multitud de ocelos negros sobre fondo pardo, azul, gris u, ocasionalmente, verde, siendo el anverso de colores variables.

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Lobito agreste, canela estriada e ícaro.(De izda. a dcha)

Otro de los alicientes de la caminata lo constituyeron las abundantes rastros delatores de la presencia de algunos de los más imponentes representantes de la fauna ibérica. Quizá un zorro había dado buena cuenta de un mirlo, sus plumas aparecían en el lugar donde debió producirse el ataque con todos sus cañones mordisqueados, señal inequívoca de que había sido un mamífero, y no un ave, su depredador.

Y excrementos había de jabalí, zorro y garduña, lo que no resulta extraño pues es habitual dar con ellos cada vez que se sale al campo. Sigo dudando de que un grupo de deyecciones pudieran ser de cabra montés pues la zona no es exactamente el hábitat rocoso propio de este ungulado, pero se han visto en Salobre, en la Sierra de Alcaraz, a tan sólo unos cincuenta kilómetros y los animales se mueven. La razón por la que dudo de que fuera de ganado doméstico es que se trataban de excrementos aislados y los rebaños suelen dejarlo todo echo una perdición.

Finalmente llegué al vaso de la laguna. Al reconocer sus orillas, otro grupo de excrementos delataban la mariscada de categoría que se había metido, posiblemente, una nutria entre pecho y espalda. En las deyecciones eran más que evidentes los pedazos coriáceos del exoesqueleto propio de los cangrejos de río.

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Excrementos de garduña, restos de mirlo depredado por un mamífero, posibles deyecciones de cabra montes y excrementos de nutria (De izda a dcha y de arriba abajo)

El vaso está dividido en dos partes muy diferentes, la primera de mayor extensión, de aguas cristalinas, seguro que de mayor profundidad y sin apenas vegetación, salvo carrizos y aneas en sus orillas, y la segunda más somera y con una imponente población de nenúfares.

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Nenúfares

A mí, que no veo los nenúfares más que por televisión, aquella panorámica me resultó muy emocionante, e intenté disfrutar de las nimfáceas sin atender a todas las cuestiones que se me iban quedando en el tintero y que quedaron pendientes. Una excusa como cualquier otra para regresar, con independencia de todo lo que se diga, o se deje de decir, sobre esta laguna en cualquier web dedicada al turismo de naturaleza en Albacete.

Diego Colás

1 comentario:

Manchego dijo...

Hay un estudio que ha hecho gente de una empresa de la provincia donde podéis conocer un poco más. Por lo que tengo entendido no ha sido tenido en cuenta en el plana de gestión que se redacto posteriormente, así que tampoco me ha entrañado nada el que digan que hay patos y todo tipo de animales... La gestión es un desastre por aquí

[url=https://www.researchgate.net/publication/274896340_Caracterizacion_ecologica_de_las_riberas_del_Monumento_Natural_Laguna_del_Arquillo_como_base_para_su_recuperacion_y_restauracion]Caracterización ecológica de las riberas del Monumento Natural Laguna del Arquillo como base para su recuperación y restauración[/url]


Saludos