Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

domingo, 30 de marzo de 2014

REUTILIZAR

El viejo cuévano, aún con el fondo roto, tiene su uso como protector para un joven manzano plantado en el lindero del huerto, casi abandonado de Torrecilla del Rebollar.

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Los corzos campan a sus anchas por los montes y bajan por las ramblas hasta los huertos donde ramonean los tallos tiernos de las zarzas. Pero también los brotes de los frutales. El cuévano librará del diente al joven manzano.

La segunda R: reutilizar.

viernes, 28 de marzo de 2014

ALGUNOS DATOS DE LA ÚLTIMA INVERNADA DE GRULLAS

¿Todos conocéis la visita que las grullas nos hacen durante el invierno? La laguna de Gallocanta nos ofrece un marco incomparable para acercarnos a un espectáculo natural de primer orden todos los inviernos entre el Pilar y San José.

¿Por qué vienen las grullas? Todas las migraciones se realizan en busca de comida. En el Norte de Europa durante el invierno la tierra queda cubierta de nieve y la comida disponible está escondida bajo el manto blanco, además de que hay pocas horas de luz al día para buscarla, por eso las grullas y otras muchas aves emigran a latitudes más meridionales.

Este año, estas incansables viajeras partieron de sus cuarteles de verano muy temprano y, a pesar de haber abandonado hace ya días sus cuarteles de invierno, todavía no han llegado a sus lugares de cría. Quizá este invierno ha sido algo atípico, con un invierno muy suave en la mayor parte de Europa, excepto en el Norte que está siendo especialmente frio.

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Grullas marcadas. Foto: Agustín Catalán

En este enlace se puede seguir la migración día a día o bien conocer los datos correspondientes a los lugares más populosos.

Este invierno han prolongado su estancia en el Norte de Francia y Alemania, tanto al bajar como ahora que están subiendo. Los primeros grandes vuelos llegaron a Gallocanta el 31 de Octubre de 2013 unas 10.000 y el 13 de Noviembre unas 30.000. Al marcharse las concentraciones suelen ser mayores, unas 60.000 grullas se marcharon hacia el Norte el 22 de Febrero de 2014 y las últimas 40.000 marcharon el 6 de Marzo de 2014

http://amigosdegallocanta.com/ aquí En esta otra página podrás encontrar algunos datos más, en relación a marcajes individualizados, estudios y congresos.

A lo largo de este invierno, con un nutrido grupo de voluntarios, se han realizado 2 censos coordinados para España, Portugal y Marruecos, las cifras totales han pasado de 225.000 grullas, un 50 % más que en el último censo realizado en Diciembre de 2007, solamente 5 años antes. Estas cifras señalan un importante crecimiento en la población invernante en la península Ibérica. 

En la siguiente imagen se muestran los datos de la invernada en Aragón:

Censo Aragón Grullas diciembre 2013

Mapa de distribución de la invernada de la grulla común en Aragón. Autor: Demetrio

Como puede verse, el predominio de la laguna de Gallocanta es abrumador. Pero, al mismo tiempo, se aprecia la emergencia de nuevos lugares de invernada que adquieren de año a año más importancia. En su mayor parte, están vinculados a los nuevos regadíos de las Cinco Villas, Monegros, La Plana de Huesca y Cinca Medio. Atentos a estos humedales.

Antonio Torrijo

miércoles, 26 de marzo de 2014

EL RÍO Y SUS ACEQUIAS

Todos los años la sociedad de pescadores de Calamocha dedican al menos un día a la limpieza del río Jiloca a su paso por el casco urbano del pueblo. El tiempo y la extensión de la limpieza es anecdótica, quizá lo realmente importante es la concienciación que intentan transmitir. Su trabajo tiene un gran valor.

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Fotos de Facebook de Pescajiloca tras la limpieza de este año, unos días antes de la feria de Caza y Pesca Captur.

Desde hace decenas de años asistimos a la degradación del ambiente acuático, en el río ya puede encontrarse de todo: hasta una nevera o un carro de la compra, como hemos visto este año.

Lo mismo sucede con las acequias del Jiloca, tanto por la margen derecha como por la izquierda. Recuerdo hace mucho tiempo la gente metida en el río con sus botas de agua, rastrillos y azadas limpiando los fondos y sacando toda clase de porquerías, incluyendo multitud de macrófitas que en algunos casos ocupaban todo el cauce y dificultaban la circulación del agua, incluso retenían la basura que se tiraba. Eso ya no se hace. A veces las acequias se dejan secas por completo y de esta forma se recurre al auto-limpiado (pero también acaban con casi toda la vida acuática, aunque haya un seguimiento recogiendo los peces siempre acaban con muchos). Por no hablar del resto de organismos acuáticos.

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Nos quedamos muchas veces mirando el pueblo y oímos decir a nuestro alrededor que no hay trabajo. ¿Que no hay trabajo? Hay tantas cosas por hacer... Por ejemplo la limpieza de acequias, del río, la conservación de nuestras riberas... Sólo hace falta que ese dinero que se invierte en otras cosas venga aquí y se invierta en jornales. Una limpieza anual bien gestionada de ríos y riberas de nuestro municipio y de otros muchos daría unos cuantos jornales a mucha gente sin trabajo. Hacen falta acuerdos, movimiento, ideas. Y sobre todo voluntad, de unos y de otros.

Resulta indignante que el río que da nombre a nuestra comarca, el eje vertebrador del valle y la razón de nuestras vegas sea aún visto casi como un desagüe o un vertedero.

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Acequia de las Monjas, aguas abajo de “la Cangrejera”

Por no hablar del ambiente piscícola. Durante los años noventa y principios del 2000 el río se vio sometido a una creciente presión con un gran número de pescadores y las capturas llegaron a ser muy escasas. No queda nada en el río, repetían una y otra vez los pescadores, desde los más mayores a los más jóvenes, entre los que me incluyo.

En ocasiones se organizaban concursos de pesca en los que se soltaban truchas arco iris, que desplazaban a las pocas truchas del terreno existentes. Muchos nos contentábamos con coger gobios y madrillas, que dejábamos en un cubo con agua y al final de la jornada los devolvíamos al río o a las acequias de riego (los años famosos de El Trascón o las compuertas de El Salto, donde nos juntábamos hasta cinco o seis corchos pescando en el mismo charco).

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Trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss), río Jiloca en el entorno del Puente Romano

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Trucha común o del terreno (Salmo trutta), río Jiloca en el entorno de la Fuente del Bosque

Hoy en día, con el coto instaurado, la presión humana sobre el río es menor. Pero a los pescadores les ha salido un gran competidor: los cormoranes.

Comenzaron siendo unos pocos ejemplares invernantes pero finalmente una extensa población de estas aves merodea todo el tramo medio del Jiloca y Pancrudo, teniendo en el pantano una buena colonia.

Según los pescadores, el daño a la fauna piscícola que hacen es enorme. Sería muy interesante estudiar su comportamiento y alimentación, ver hasta qué punto esas afirmaciones pueden ser reales y qué medidas de control deberían imponerse de ser cierto.

martes, 25 de marzo de 2014

LA SENDA DEL CAÑIZAR: DEBATE SOBRE LA RECUPERACIÓN DE UN HUMEDAL

La recuperación de la laguna del Cañizar, entre los términos de Cella y Villarquemado, ha sido uno de los proyectos ambientales más interesantes que se han realizado en Aragón en las últimas décadas, tanto por la singularidad de su iniciativa como por lo exitoso de sus resultados. Ha surgido al revés de lo habitual. Desde abajo hacia arriba. Han sido los ayuntamientos afectados, como representantes de la población local, los que convencieron a una administración estatal (la Confederación Hidrográfica del Ebro) de la oportunidad de recuperar parcialmente la gran laguna endorreica que durante siglos se extendió por aquella parte de la depresión del Jiloca.

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Siendo un humedal y disponiendo de aguas limpias, la respuesta del ecosistema fue rápida, al menos en lo concerniente a los vertebrados. En un par de temporadas estaban reproduciéndose la mayor parte de las aves acuáticas propias de estos ambientes. Algunas especies, con categoría de Peligro de Extinción.

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El avance y consolidación del proyecto y la solicitud de declaración de Zona Especial de Protección de Aves por el Gobierno de Aragón, como no podía ser de otra manera con los datos objetivos de su valor ambiental en la mano, impulsaron a sectores de la población local opuestos a la laguna y a los usuarios de la comunidad de riegos. Una variante local del conflicto sobre la Nueva Cultura del Agua, ahora en tierras de Teruel, tan ajenas hasta ahora a este debate. En definitiva, un conflicto entre los diferentes usuarios del recurso hídrico, hasta ahora monopolizado por los regantes y en el que actualmente la sociedad reclama una mayor participación para tener en cuenta aspectos ambientales y sociales que hasta ahora han sido desconsiderados.

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Con el objetivo de describir el proceso de recuperación de este humedal y con el de contrastar los diferentes puntos de vista sobre el mismo, la empresa El Molino Audiovisual Audiovisual (productora de MiJiloca TV) ha elaborado un documental “La Senda del Cañizar” que aborda el tema incorporando la opinión de los diferentes sectores: alcaldes, agricultores, científicos, gestores del agua, empresas turísticas, naturalistas, vecinos …. con el propósito de generar un debate y de encontrar una vía de solución satisfactoria.

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Es un documental profundo, con un perfil más sociológico y técnico que lúdico y contemplativo, a pesar de su cuidada composición y su notable estética. Es un documento que obliga a madurar a los actores que participan en el debate. A aflorar la racionalidad que ha sido eclipsada por la pasión. Es un documento que abre vías para entenderse.

Os recomendamos vivamente que lo veáis con atención y tranquilidad este vídeo. Sus 73 minutos merecen la pena .

domingo, 23 de marzo de 2014

POR EL CORAZÓN DE LA SIERRA DE BAZA

La sierra de Baza forma parte de la cordillera Bética. Entre Sierra Nevada y la sierra de los Filabres, asomando sobre las Hoyas de Guadix y de Baza, emergen unas montañas que culminan en el monte Santa Bárbara (2.271 m.). Está situada en la provincia de Granada aunque linda con la de Almería.

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Eclipsadas para el público por las cercanas y espectaculares cumbres del Mulhacén y del Veleta, alejadas además de la turística ciudad de Granada, estas sierras interiores son poco conocidas. Sin embargo, albergan unos valores ambientales que las han hecho merecedoras de su declaración como parque natural por la Junta de Andalucía en 1989 en una extensión de 53.649 hectáreas.

La sierra de Baza desde la Depresión de Guadix-Baza. Foto: Junta de Andalucía

Especialmente destacado es el conjunto de comunidades vegetales organizados en pisos de vegetación entre los que sobresalen los pinares de montaña (albar y negral), los bosquetes de arces y los prados de alta montaña.

Pinares albares en el piso oromediterráneo. Foto: Junta de Andalucía

Este territorio, antiquísimamente poblado por el ser humano, ofrece múltiples huellas de su actividad integrándose los valores culturales y los ambientales, a pesar de la desaparición de las comunidades rurales de montaña tras el éxodo de los años 60.

Este invierno hicimos una incursión a esta sierra. Accedimos por su vertiente norte, desde la depresión de Guadix y de Baza. Se trata de un territorio en el que encontramos rasgos que nos recordaron a ciertas comarcas del sur de Aragón. Un altiplano situado a más de 800 m. de altitud y rodeado de elevadas montañas. Una cubeta sedimentaria –antigua laguna endorreica- con potentes depósitos de arcillas. Un clima frío y seco, afectado por el efecto Fohen de la potentes sierras próximas. Un paisaje agrícola de cereal y almendro, con la singularidad del olivo que asciende hasta los 900 m. por efecto de la latitud, y unas vegas dedicadas mayormente al cultivo de los chopos híbridos. Como si estuviéramos en el Alfambra. Como veremos más adelante, no fue lo único que encontramos en común.

Desde Caniles nos dirigimos hacia el sur atravesando primero campos de cereal, de almendros y de cultivos de plantas aromáticas…

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pero, conforme comenzamos a ascender, asomó un paisaje muy diferente.

A pesar de la notable altitud y de la relativa proximidad al mar, estas vertientes están afectadas por la sombra pluviométrica que ejercen las potentes sierras del entorno. Era un antiguo paisaje ganadero, pastizales ralos en su día, en proceso de recuperación tras el retroceso de la cabaña ovina y caprina de las últimas décadas. Un paisaje que nos hablaba también de erosión por las acusadas pendientes, por los materiales deleznables y por la deforestación histórica. Era un paisaje muy bello.

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formado predominantemente por esparto …

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y retama …

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Plantas xerófilas y heliófilas, así como tolerantes a las heladas, con adaptaciones para sobrellevar la tremenda presión ambiental.

Al remontar de nuevo cambió el paisaje. Entramos en el pinar.

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Pinares negrales (salgareños, dicen allí) plantados en los años 70 sobre abruptos montes de sustrato silíceo (esquistos y gneises) y sobre el dominio del carrascal, aunque también del propio pino negral. Estas plantaciones fueron realizadas en un contexto histórico del desarrollismo franquista y en un marco social de abandono de la población rural hacia los polos industriales españoles. Seguramente no debieron estar exentos de conflicto por ser afectar a un territorio extensísimo, casi inabarcable con la vista.

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Sin embargo, aún encontramos actividad ganadera, fundamentalmente rebaños de ovejas que pacían en los claros de los pinares …

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Subimos por la carretera que lleva a Escúllar hasta la cota de los 1.900 metros donde encontramos nieve sobre el firme en alguna umbría. Y dimos con nuestro objetivo. El acceso al sendero de los álamos centenarios.

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Descendimos entre el pinar por el barranco del Aguardentero en busca del Arroyo Bodurria.

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Un valle alto que estaba enmarcado por cimas de casi 2.000 metros.

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En el fondo fuimos encontrando algunas tierras de labor, las más abandonadas y cubiertas de herbáceas aprovechadas como pastos. Cerca de los campos encontramos los primeros álamos negros.

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Árboles de troncos gruesos y huecos, con corteza agrietada  y con abultamientos laterales. Árboles de porte tortuoso, con ramas dispuestas desordenadamente y que parecían descansar sobre un soporte más antiguo. Algo extraño y familiar a un tiempo para nosotros.

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Al poco alcanzamos el propio arroyo Bodurria. La notable altitud y las fechas invernales permitían la presencia de hielo a pesar de lo avanzado de la mañana …

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Avanzamos un poco más y dimos con los álamos centenarios.

Viejos chopos con troncos huecos ..

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…. de cuyos extremos surgían gruesas ramas.

Troncos con la cruz a escasa altura …

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En ocasiones las ramas crecían rectas …

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pero las más de las veces curvadas …

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A veces surgían las ramas desde otras curvadas ….

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Eran ejemplares muy veteranos …

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Parecían trasmochos. Pero nos costó confirmarlo ya que el turno de escamonda debió perderse hace muchas décadas. Nos acercamos a un cortijo que estaba siendo recuperado por sus antiguos pobladores. Rondaban los setenta años y habían vivido en la sierra hasta los quince años. No conocían el aprovechamiento de las ramas mediante la escamonda.

Y seguimos estudiando los árboles. Al cabo, dimos con una grupo en el que eran evidentes las superficies de corte en la base de las ramas, en la misma cruz. 

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Un corte que debió realizarse desde el propio suelo…

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.. y que dejaría a los brotes al acceso del diente de las entonces abundantes cabras. Algo raro.

Pero evidencia de que se trataba de álamos negros trasmochos como se observa en este ejemplar muerto.

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Tal vez hubiera un par de cientos de ellos en la ribera del arroyo Bodurria. También los había bravíos. Más jóvenes, generalmente …

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… siendo todos ellos objeto de interés entre los gestores de este espacio natural protegido.

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Aguas abajo encontramos un bosquete de álamo temblón (Populus tremula), con ejemplares en buen estado y de gran interés biogeográfico por encontrarse en su límite meridional ya que esta especie es más propia del ámbito eurosiberiano.

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Muy cerca de la aldea de Los Mellizos, abandonada desde hace más de cuarenta años. Esta cortijada es un testimonio de la vida serrana en estos montes previa a la emigración y a la plantación de pinos.

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Hoy en ruinas, recorrer el caserío te hace trae a la mente las voces de las gentes y de los ganados, los huertos cultivados …

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y el olor del humo de las chimeneas y de los hornos, por entonces en pleno uso ...

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Volviendo a pensar en el uso de los viejos álamos trasmochos llegamos al pequeño cementerio, cuya puerta estaba recién restaurada. En el suelo se habían dejado las antiguas vigas del antiguo pórtico. Eran ramas curvadas, como las de los chopos del arroyo.

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Lo que confirmamos entre los edificios que aún quedaban en pie. 

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Las vigas eran también de álamo negro…

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Es posible que la ausencia de arbolado en estos montes sobrepastoreados obligase a los paisanos a aprovechar las ramas de los chopos de la ribera  mediante su escamonda. Aunque también pudieron ser fustes obtenidos de tallares o de jóvenes bravíos.

Tenemos constancia de la existencia de chopos cabeceros en la sierras interiores de la Región de Murcia, territorio repoblado por aragoneses tras su conquista por los cristianos. La sierra de Baza está a menos de menos de 100 km. de Sierra Espuña, una de estas sierras murcianas. Es solo una hipótesis.

En cualquier caso, estos árboles tienen una notable singularidad y su gestión tradicional incluye aspectos que se nos escapan.

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Junto a la cortijada de Los Mellizos afloran unos peñascos que angostan el valle y encajan el arroyo.

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Aguas abajo, pero muy cerca del pueblo, encontramos otra de las joyas naturales de esta excursión: el castaño monumental.

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cuyas castañas debieron aprovechar muchas generaciones de serranos, tal como nosotros hicimos pues estaban recién caídas ….

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Y, al volver, también cerca de la aldea, encontramos este pino negral centenario ….

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testigo de los primitivos bosques que poblaron estas sierras.

Una sola jornada invernal por la sierra de Baza nos descubrió alguno de sus numerosísimos valores ambientales. Es un territorio que merece la pena conocer, que en muchos aspectos evoca a las sierras del sur de la Ibérica. Pero también con notables diferencias. También la población de chopo cabecero más meridional en la península Ibérica que conocemos, una verdadera singularidad cultural.

Este espacio natural dispone de una interesante y actualizada publicación on-line que recomendamos para quien desee conocer más. Se trata de la revista digital Proyecto Sierra de Baza.