Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

viernes, 3 de enero de 2014

HACIA EL NOROESTE EL MONCAYO ….

Días de invierno. Se instala el anticiclón en estas tierras altas. Este anticiclón tan cotidiano, tan nuestro. Por la noche, descenso térmico brusco al retirarse el sol, cielos limpios con cientos de estrellas, estabilidad en el aire, rosada al amanecer sobre, un aire frío que muerde sobre las manos desnudas …

En el fondo del amplio valle del Jiloca, junto al río, se forman unas neblinas de tan tenues que casi no se perciben si no se sale de esta alargada cubeta. Al avanzar el día se acaban desvaneciendo lo que permite el acceso de unos rayos solares, tan oblicuos y débiles. El sol solo entibia.

En las sierras el frío nocturno es intenso, más que en el valle. Un paseo por los restrojos del fondo del barranco permite observar los suelos arcillosos levantados al congelarse el agua que retienen  …

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y las cañas escarchadas, en las que cada pelillo actúa como nodo de crecimiento del cristal de hielo...

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Ahora bien, cuando amanece y levanta el sol, la ausencia de neblina permite que los rayos solares lleguen desde el primer momento hasta el suelo, el aire se templa y la temperatura asciende con rapidez.

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Aquel sábado estábamos andando la cabecera del barranco de San Martín, entre Valverde y Collados, al pie de la sierra de Pelarda en su conexión con el Campo Romanos. La nevada de hace unas semanas había recargado los suelos de los sembrados y los rastrojos, y de los marojales y pinares de los montes, recogiéndose por los barrancos en forma de pequeños arroyos.

Íbamos a lo nuestro, inventariando choperas de cabeceros, tan solitarias como hermosas.

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Inmersos en la faena, en el fondo del barranco, carecíamos de perspectiva.

Al iniciar el retorno, subimos al alto. Una planicie que se extiende desde Collados hasta Lagueruela en la que abundan pequeñas parcelas alargadas, tal vez lotes procedentes de roturas recientes, en cuyos ribazos crecen con vigor y de forma espontánea las sabinas albares y densos espinares de escaramujo. Nos venían a la mente el proyecto de reforestación de linderos que Julio Sánchez viene impulsando desde hace unos años.

Al subir al llano, allí lo vimos, hacia el noroeste.

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Con su cumbre nevada, la roma silueta del Moncayo emergía sobre las oscuras sierras de Vicor y la Virgen. Como un faro, como un ancestral altar, como un dios que ya no ampara ….

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El Fuji-Yama aragonés, es también un monte mítico.

1 comentario:

José Antonio S. dijo...

Desde las sierras altas lel Jilica de Bañón de niños en invierno uno de nuestros juguetes fue mirar el moncayo nevado,desde el cerro Santiago coincidia mirando en linea recta con el sabinar de Villarejo de los Olmos .