Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

jueves, 30 de enero de 2014

HUERTOS ABANDONADOS, JARDINES PERDIDOS

Los pueblos se despueblan. Especialmente los de las sierras. Las personas mayores, inexorablemente, se nos van. Los jóvenes, los pocos jóvenes que han crecido en estos pueblecicos, por otras razones, también.

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Estos cambios sociales se trasladan al urbanismo. En el otoño, incluso antes, tras las fiestas de agosto, se cierran las puertas de la mayoría de las casas con chapas de metal o tableros de madera. Casas que, en los últimos años, se han arreglado y preparado para ofrecer confort a los padres en sus últimos años y a los hijos que marcharon a la ciudad. Calles encementadas hasta la última costera que lleva al último pajar. Plazas con fuentes (algunas de gusto discutible) y parques infantiles, cuando ya no hay niños. Y teleclubs abiertos con alguna subvención pública que nos lo recuerda, cada vez que entramos, la lápida de piedra colocada estratégicamente por el político de turno que espera así su cosechica de votos …..

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Mi padre me decía que nunca los pueblos habían estado más cuidados que ahora. Ni más muertos, le respondía yo.

Y estos cambios también se trasladan a los campos de cultivo de su entorno. Especialmente, en los de regadío. Los pequeños hortales están abandonándose uno tras otro. Como también se olvidan los viejos frutales, los bancales, los palomares, los chopos cabeceros, las parideras … y otras manifestaciones de la actividad agraria tradicional que ya no son rentables.

Pero los hortales son algo especial para los mayores.

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Durante décadas han sido la fuente de hortalizas y frutas para la casa. Incluso cuando se marcharon los hijos a la ciudad. Son el lugar al que orgulloso llevaba el abuelo a sus pequeños nietos, ya nacidos en la urbe, para intentar enseñarles a distinguir la borraja de las coles. Han sido el lugar de esparcimiento personal donde emplear esas tardes eternas tras la jubilación, han sido el gimnasio recomendado por el médico (¡cuánto habrá ahorrado el SALUD en medicamentos en los abuelos con huerto!), el espacio de socialización con los vecinos comentando que los tomates no enveran o que las judieras no dan …. Es parte de su vida, de su obra.

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Ahora algunos jubilados son patateros. O golondrineros díría yo. Los hijos no les dejan quedarse en el pueblo durante el invierno. Vienen a finales de abril para plantar las patatas (cuando llegan las golondrinas) y se vuelven a la ciudad para el Pilar, tras recogerlas (cuando estas avecillas marchan a tierras africanas).

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El huerto es la niña de sus ojos. Es una muestra de que aún están vivos. Es uno de los últimos baluartes. Es un símbolo al que se aferran … a pesar de las riñas con la hija que le dice, cada año, que no compensa, que se caerá a la acequia, que lo deje ya ….

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Y también lo es para los pueblos. Recuerdo un paseo que di hace unos años por los huertos de Lituénigo, al pie del Moncayo, con el alcalde y con Enrique Arrechea. Me llamó la atención cómo llevaban la cuenta de los huertos que se habían abandonado en el último invierno.

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Eran los jardines perdidos. Eran banderas de humo … rotas, que dirían La Ronda y Labordeta.

lunes, 27 de enero de 2014

EL HERBARIO DEL JILOCA

Hace unos años Eulàlia Picornell, Lali, recaló en Sierra Menera.

Interesada en la flora y la fotografía, elaboró una extensa colección de imágenes de plantas silvestres de este rincón de la cordillera Ibérica que habían sido obtenidas durante sus paseos por la sierra. Su dedicación y perseverancia, así como su intensa relación con el portal Biodiversidad Virtual y con el Herbario de Jaca, entidades con las que colabora, le permitieron profundizar en el conocimiento de la flora silvestre.

Un cambio de residencia llevó a Lali al cercano Campo de Bello. Cercano pero ecológicamente diferente, por el sustrato básico de los suelos y por la proximidad de la laguna de Gallocanta, con sus particularidades físico químicas. Su atenta mirada le mostraron todo un mundo que, con meticulosidad y pasión, fue descubriendo. Y decidió compartirlo.

Este es el origen de “Mi herbario del Jiloca”. Un blog de flora.

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Desde enero del pasado año, Lali viene publicando artículos sobre las plantas que habitan en esta comarca. En cada uno de ellos se exponen fotografías de una especie vegetal, con especial detalle en aquellos aspectos morfológicos que sirven para su identificación. Se indica su nombre científico y la familia a la que pertenece. Las imágenes son de gran calidad.

Aphyllantes monspeliensis: Foto: Mi herbario del Jiloca

Le acompañan algunas observaciones ecológicas o morfológicas, así como algunas reflexiones o vivencias personales sobre su hallazgo. Tal vez se completaría la información indicando la localidad donde ha sido realizada la observación.

Las entradas se organizan por categorías que, evidentemente , corresponden a las familias.

Este blog muestra una gran actividad. En solo un año se han publicado doscientas setenta fichas. Imágenes de doscientas setenta especies de plantas. Un trabajo impresionante. Decíamos calidad … pero también cantidad!

Linaria saxatilis. Foto: Mi herbario del Jiloca

Mi herbario del Jiloca es toda una oportunidad para un territorio como este. Permite al público profano el poder conocer mejor las plantas de su entorno, a quien se inicia la posibilidad de aprender más y a los especialistas valiosa información para completar el conocimiento en cuanto a la morfología y el área de distribución de cada especie.

Dianthus lusitanus. Foto: MI herbario del Jiloca

El título de la bitácora se complementa con un subtítulo muy elocuente “Una mirada más a una tierra desconocida pero muy rica”.

Ánimo con tu trabajo, Lali.

domingo, 26 de enero de 2014

PRESENTACIÓN DE “EL TRIÁNGULO DEL HIELO” POR VICENTE AUPÍ

El pasado jueves 17 de diciembre tuvo lugar la presentación de un libro que lleva por título “El triangulo del hielo” a cargo de su autor Vicente Aupí en la sala José Lapayesse de Calamocha. En él se explica que en ese territorio triangular comprendido entre Teruel, como vértice inferior, Molina de Aragón, como punto más occidental y Calamocha que corresponde al vértice septentrional, se registran las temperaturas mínimas de España en zonas pobladas.

Vicente Aupí es un divulgador científico que colabora con distintos periódicos y que ha sido premiado por sus artículos sobre Climatología y sobre Meteorología. Desde su pequeño observatorio en Torremocha y con la colaboración de los observatorios del los tres vértices de este triángulo de hielo ha recopilado información sobre la excepcionalidad del clima en nuestra comarca conmemorando el record de baja temperatura en zonas habitadas que se dio hace 50 años en el observatorio Calamocha-Fuentes Claras.

El acto fue seguido por numeroso público en la biblioteca de Calamocha que se quedo pequeña dado el interés despertado por el acto, posterior mente se realizo la venta y firma del libro.

Mis conclusiones fueron dos. Que la influencia del ser humano sobre el clima es menor que la que ejerce la propia naturaleza, pero que en lo que en nuestra mano este debemos tratar de influir lo menos posible en sus cambios. Y que el interés por la climatología puede reunir a tantas personas.

Cristina Carbó Polo (Caminreal)

jueves, 23 de enero de 2014

16ª FIESTA DE LAS GRULLAS: DÍA DE LA DESPEDIDA

 

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Esta temporada grullera ha sido muy generosa para los amantes de estas aves. La invernada en zonas tradicionalmente de paso (como son algunos humedales del centro - sur de Francia y en nuestro país el caso de Gallocanta) ha contado con muchos más individuos de lo que es habitual. En Gallocanta se han batido todos los récords anteriores, y es que estas últimas semanas consideradas de invernada pura y dura hay incluso una tendencia a recibir algunos ejemplares que aun llegan del norte. El 23 de enero el censo realizado por Sarga ascendió a 42.324 grullas, más de el doble de lo que sería una invernada “normal”.

Llegada esta época, como todos los años, la Asociación Amigos de Gallocanta organiza un nuevo festival, esta vez de despedida de estas aves, que aun tardarán varias semanas en marchar hacia el norte. La 16ª Fiesta de las Grullas se celebrará en el entorno de Gallocanta los días 1 y 2 de febrero de 2014.

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lunes, 20 de enero de 2014

EROSIÓN EN EL ESCARPE

El invierno y la primavera pasada fueron de abundantes precipitaciones. Copiosas nevadas y temporales de lluvias han mantenido los suelos empapados durante varios meses. Lo saben bien los agricultores, con una cosecha extraordinaria; también los ganaderos, que han dispuesto de hierbas verdes hasta bien entrado el verano.

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También se han cargado los acuíferos, se han alumbrado los manantiales y fuentes, han renacido arroyos y ramblas que llevaban secos durante un largo tiempo, incluso años.

Son periodos de explosión de la vida, como en los desiertos australianos, como en los secos archipiélagos del Pacífico.

También en estos episodios de abundantes precipitaciones se activan procesos modeladores del relieve de los montes y valles que hace lustros que estaban detenidos.

El pasado mes de julio recorríamos la rambla del Sabinar cerca de su desembocadura en la Riera. En estos montes afloran limolitas alternadas con niveles de conglomerados silíceos que se depositaron durante el Mioceno. Estas rocas sedimentarias han sido modeladas por las aguas salvajes y por las ramblas que las surcan.

Al pie del camino observamos un desprendimiento de arcillas.

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Al empaparse los materiales arcillosos, aumentan su peso, reducen el rozamiento interno y propician la formación de superficies de despegue. Todo ello favorece, en definitiva, los deslizamientos.

Los materiales desprendidos ocupaban el lecho del estrecho barranco creando una presa temporal, un humedal que durará el tiempo que necesiten las aguas para evacuar el obstáculo.

Aguas arriba pudimos encontrar un escarpe en una ladera en la que afloraban arcillas y conglomerados. Las primeras, más deleznables, ya habían sufrido desprendimientos en el pasado. Sin embargo, los últimos, más competentes, soportaban mejor e incluso llegaban a formar bóveda.

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Meses después, estas reflexiones me volvieron a la cabeza cuando recorríamos la rambla de Cuencabuena, aguas arriba del pueblo. A pesar de la sequía del verano y lo que llevábamos de otoño bajaba un hilo de agua por el cauce. Un rebollar asomaba hacia el arroyo por el borde de un talud.

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Sobre el cauce, nuevos indicios de desprendimientos producidos en el año en curso. Ni siquiera la trabada red de raíces de los rebollos era capaz de sujetar la masa de arcilla que acabó liberando un fragmento de varios cientos de kilos de masa. Este, una vez en el cauce, fue de nuevo erosionado por la acción de lavado de las aguas.

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Cuando, vemos bajar las aguas turbias del río Pancrudo, pensamos que se trata de partículas lamidas por las aguas salvajes en su descenso por las laderas. No todas. Muchas de ellas son materiales que han ocupado el cauce tras los desprendimientos de materiales de los cantiles próximos.

sábado, 18 de enero de 2014

MARCANDO EL TERRITORIO

Era la mañana del día de Todos los Santos. En las calles de Cuencabuena reinaba un completo silencio, tras el bullir humano del fin de semana anterior. Por la calle vimos un par de gatos y, más adelante, un anciano que salió a estirar las piernas cuando ya se templó el aire. Los huertos disfrutaban de un largo otoño …

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Buscábamos la cabecera del Barranco de Cuencabuena, entre los montes de Pedro Negro y los llanos de Ferreruela. Al poco de salir del pueblo, en dirección a Ferreruela, dimos con un desvío.

Delante de un viejo pajar vimos un tronco clavado en tierra. Parecía un poste viejo. En su extremo sostenía una cruz.

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Nos llamó la atención y descendimos del coche para ver con más detalle.

El palo era un tronco de sabina. Estaba pelada, sin corteza. Tenía el tono gris que adquiere esa madera cuando se expone años y años a la intemperie. La cruz, de hierro, mostraba únicamente unos sencillos ornamentos. El conjunto era de una belleza tan sobria que nos impresionó.

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Suponemos que, como los peirones, esta cruz de término tendría una función de orientación pues se ubica en un importante desvío en las inmediaciones del pueblo. Y una componente de fervor popular y, además, de protección.

Junto a la cruz, el viejo pajar. El tejado, completamente hundido, no mantenía ni una viga. Entre sus enrunas crecía una sauquera que ya asomaba por encima de las paredes de piedra y tapial.

La puerta, bien cerrada, era la típica de tablas claveteadas. Las hierbas crecen desde hace décadas. Las décadas que ya está cerrada.

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Días después, le preguntamos a Fran Martín y a Pilar Edo, buenos conocedores del patrimonio material de los pueblos de la comarca. Nos comentaron que sabían de su presencia. Pero solo del poste, sin cruz, que fotografiaron hace unos años.

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Nos surgieron algunas preguntas. ¿Qué había ocurrido desde entonces?

Le preguntamos esta vez a Ricardo Rubio, nuestro amigo e informador cuencabuenero. Y se puso a indagar …..

Se trata, al parecer, de una cruz muy antigua. Las gentes del pueblo piensan que tiene varios siglos, tal vez pueda tener más de trescientos años. Esta cruz, y dos peirones con los que se relaciona, forman un triángulo. Un territorio protegido.

Al parecer la cruz debió caer al suelo y desapareció. Estuvo durante unos años solo el poste, tal como lo vieron Pilar y Fran.

Y, hace unos pocos años, una familia de vecinos del pueblo, propietaria de un campo situado en las inmediaciones y con una especial vinculación con este pequeño monumento, decidió encargar a un herrero la fabricación de una nueva cruz y reinstalarla sobre el poste.

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Los humanos marcamos nuestra impronta en el paisaje mediante el uso del territorio, a través el aprovechamiento de los recursos naturales. Pero también, nos gusta perpetuar nuestra huella -y la de nuestros antepasados- al cubrir las necesidades espirituales. Incluso en tiempos de escasa religiosidad.

jueves, 16 de enero de 2014

RAYANDO EL DÍA

Miércoles 9 de enero, 8 de la mañana al pie del carrascal de la Sierra de Peña Alta, entre Gallocanta y Berrueco. Un grado bajo cero, helada muy suave para lo que estamos acostumbrados en estas maitinadas del mes.

Despierta el día como se marchó el anterior en Gallocanta. La algarabía de grullas poco a poco levanta el vuelo y la cuenca se va llenando de sonido... Y color. Las nubes altas dan la bienvenida al sol, al nuevo día. La silueta de los rosales silvestres se dibuja perfectamente en el cielo teñido del amanecer. Como si sus espinas rasgasen las nubes y lo fuesen manchando poco a poco de sangre.

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Tan sólo unos minutos más tarde, cielo más anaranjado. En otro ribazo junto al monte la silueta de unos viejos almendros es la que recorta el cielo matutino.

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Las grullas salen de la laguna pero no cruzan por el cielo anaranjado del Este. Desde este lado de la laguna la foto de siluetas de grupo es más típica del atardecer.

Cualquier rincón de nuestra tierra puede convertirse en una bella postal. Merece la pena disfrutar de estos momentos y llevar la cámara de fotos, incluso un día trabajo. Hay que aprovechar estos pequeños placeres y encuentros con la cara más amable y preciosa de nuestro paisaje.

lunes, 13 de enero de 2014

I CONCURSO FOTOGRÁFICO SOBRE EL CHOPO CABECERO

OBJETIVO
Este “Primer Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero” promovido por el Centro de Estudios del Jiloca, tiene por objeto fomentar y difundir los valores patrimoniales del chopo cabecero y otros árboles trasmochos de las riberas del sur de Aragón, incluyendo como tales todos los paisajes que reflejen su singularidad y belleza, además de los diversos aspectos de estos árboles relacionados con la cultura popular, los cuidados y trabajos, así como la variedad de aspectos históricos, culturales, ecológicos y etnológicos que reúnen.

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PARTICIPANTES
Podrán participar todas aquellas personas que así lo deseen. La participación implica la aceptación de las presentes bases.

TEMÁTICA Y REQUISITOS
El tema del concurso es el chopo cabecero y los árboles trasmochos de las riberas, como sauces, fresnos, mimbreras y sargas. Las imágenes presentadas corresponderán a fotografías realizadas en la cordillera Ibérica aragonesa, es decir, en las comarcas situadas al sur del Ebro. Se valorará que las fotografías se ajusten a la temática señalada en los objetivos del concurso. Podrán presentarse fotografías en color y en blanco y negro. Solo se admitirán archivos digitales en formato .jpg. El Centro de Estudios del Jiloca podrá solicitar los archivos de las fotos finalistas o premiadas a mayor calidad si lo considera necesario. Los trabajos presentados no pueden haber sido publicados previamente en revistas, periódicos o libros impresos u on line.Tampoco pueden haber sido objeto de ningún otro premio fotográfico.
La organización se reserva el derecho de aceptar las obras según se ajusten o no a la temática planteada y a unos
criterios de calidad técnica mínimos. No se permitirán imágenes con lienzos, marcas de agua o firmas. En la edición de fotografías están permitidos los ajustes básicos como contraste, enfoque, brillo, saturación y balance de color. Está permitida la eliminación de motas de polvo y el recorte hasta un 30%. No está permitido el retoque por zonas ni la sustitución de elementos de la imagen.

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ENVÍO DE LAS OBRAS
Cada concursante puede enviar hasta un máximo de tres fotografías. Deberán hacerlo a través de correo electrónico a la dirección siguiente: fotochopocabecero@gmail.com. Se enviará un correo electrónico por cada fotografía presentada.
Se hará constar en dicho correo electrónico: el titulo de la foto, nombre del autor, dirección completa, correo electrónico, teléfono
de contacto del autor, fecha y lugar donde se ha tomado la fotografía.

PLAZOS DE ENTREGA
El plazo para enviar las fotografías es hasta las 24 horas del día 1 de septiembre de 2014.

SELECCIÓN DE OBRAS Y JURADO
El jurado estará compuesto por fotógrafos reconocidos y personal del Centro de Estudios del Jiloca que realizará una selección
entre las presentadas. Aquellas fotografías seleccionadas como finalistas serán expuestas en el espacio creado a tal efecto
durante la celebración de la 6ª Fiesta del Chopo y, entre ellas, serán elegidas las premiadas. A lo largo de la jornada de
la fiesta se harán públicas las obras premiadas, realizándose la entrega de premios.

PREMIOS (*)
Se establecen los siguientes premios:
- Primer premio: 150 euros y diploma
- Segundo premio: 90 euros y diploma
- Tercer premio: 60 euros y diploma
- Tres accésit: Un lote con las publicaciones del Centro de Estudios del Jiloca y diploma.
(*) Los premios económicos estarán sujetos a las correspondientes retenciones fiscales.

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DERECHOS SOBRE LAS FOTOGRAFÍAS y PROTECCIÓN DE DATOS
Los trabajos premiados podrán ser utilizados por el Centro de Estudios del Jiloca para la promoción y difusión del chopo cabecero en la web www.chopocabecero.com, en el blog Natura Xilocae, en la página Chopo Cabecero de Facebook o en los carteles de la Fiesta del Chopo Cabecero. También podrán ser publicadas en las revista Xiloca. En ningún caso se cederán a terceros, salvo autorización expresa del autor. Los participantes se responsabilizarán de que no existan derechos a terceros sobre sus obras. Los organizadores se comprometen, por su parte, a indicar el nombre del autor cada vez que su imagen sea reproducida.

sábado, 11 de enero de 2014

CALAMOCHA: NUEVA ESTACIÓN METEOROLÓGICA ONLINE EN METEOCLIMATIC

Con el nuevo año La Garita del Jiloca se estrena en Meteoclimátic, la web de publicación de datos meteorológicos amateur más importante del país.

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Como sabéis Agustín lleva anotando datos de su estación meteorológica del Puente Romano desde 1993. Esto es un paso más para compartir las observaciones de la zona gracias a una estación meteorológica automática que tiene conectada a internet de forma permanente. Es un lujo tener los datos de Calamocha actualizados cada 15 minutos para los amantes de la meteorología y los nostálgicos del terruño, entre los que me incluyo.

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Desde hoy incorporamos también a la barra lateral de Natura xilocae la “pastilla” donde indica la presión, temperatura, humedad y velocidad del viento de la propia web de La Garita del Jiloca. Desde aquí animamos y ofrecemos el apoyo técnico a todas aquellas personas de otras localidades que tengan o quieran tener su propia estación meteorológica y quieran compartir sus datos en esta u otras webs. El Jiloca dispone ahora mismo en Meteoclimátic tan sólo de dos estaciones meteorológicas conectadas (Calamocha y Villafranca del Campo) y hay otra más en Val de San Martín (Daroca). Echamos en falta estaciones en la fosa de Gallocanta, cuenca del Pancrudo, sierra de Fonfría, Huerva, etc.

Tanto SAIH Ebro como Aemet han mejorado el sistema de difusión de sus datos, especialmente el primero, pero sigue habiendo zonas sin cubrir muy interesantes desde el punto de vista no solo ya de la pura meteorología, también de la comprensión de otros fenómenos naturales como las migraciones, la fenología en general, los episodios meteorológicos severos, los cultivos, el estado fitosanitario de los bosques, la prevención de incendios forestales… una "foto fija" a cada momento del estado atmosférico del entorno que condiciona muchos más aspectos de lo que nos podemos llegar a imaginar.

Si quieres insertar la pastilla con la información en tu blog sigue estas instrucciones (válido para blogger):

En vista de diseño, añadir gadget (lateral por ejemplo) y ahí añadir el HTML/JavaScript. Ponerle título y en contenido pegar lo siguiente:

<img border="0" src="http://www.meteoclimatic.com/pastilla/ESARA4400000044200A.gif" width="180" height="104" />

Datos del tiempo online de:
<a href="http://tiempocalamocha.blogspot.com.es/">La Garita del Jiloca</a>

jueves, 9 de enero de 2014

VARETAS CON LIGA EN LAS SIERRAS DE TERUEL

Agosto en cualquier sierra del sur de Aragón.

Los jóvenes pajareles hace semanas que abandonaron sus nidos escondidos entre las espinas del escaramujo o las punzantes hojas del enebro. Con la fresca, se los ve aprendiendo a encontrar semillas sobre el suelo desnudo. Es un recurso abundante pero son también son numerosos los animales granívoros. Y, entre los más eficientes están las hormigas, duras competidoras.

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Macho de pajarel común. Foto: Rodrigo Pérez

Van en pequeños bandos, de un sitio a otro, llenando con su canto el silencio de la paramera.

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Sierra de El Pobo. Foto: Ángel Marco

El sol va subiendo y cada vez hay menos hambre. Pero comienza la sed. Las semillas están secas y hay que hidratarlas para realizar su digestión. 

Hace semanas que no llueve.

Los puntos de agua son escasos pero son bien conocidos por sus padres.

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En aquel arroyo que desciende desde la sierra, aquel que se encharca tras recibir el agua de la fuente, corre un regato de agua a la sombra de los viejos sauces. Desde las ramas, con un rápido movimiento, se deja caer el pequeño bando sobre el margen del arroyo.

Algo pasa. Unos palitos de esparto embadurnados de visque dispuestos sobre el barro se pegan entre las plumas corporales y alares. Nervioso el pajarillo se mueve más y se pega con otras varetas que no ve. Algunos compañeros extrañados levantan el vuelo. Otros no lo consiguen.

Desde la vieja masada un par de personas lo observan todo. Rápidos y discretos recogen sus pequeñas presas en saquillos y se ocultan de nuevo. Los jóvenes pajareles se ven entre las rejas de unas pequeñas jaulas ocultas en el fondo de una furgoneta. No entienden nada. Mañana amanecerán en algún pueblo del cinturón industrial de Valencia o de Barcelona. O en alguna red comercial bajo la marca “Pardillos de Teruel”.

Pajarel cautivo. Foto: M.S. Calle / J.E. Gómez

Perfectamente esta podría ser la historia que hay detrás de lo que encontramos aquel día de enero.

Un grupo de viejos sauces trasmochos que crecen junto a una fuente de abundante caudal. El agua, tras salir del abrevadero, forma un regato que se desparrama formando un aguazal. Juncos, adelfillas, cardos zaiqueros y otras plantas higrófilas componen un prado con el suelo saturado en agua.

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En el hueco de un sauce asoman unas hierbas. Es algo raro.

No son hierbas. Son varetas de esparto. Las sacamos del escondite. Todas tienen la misma longitud y muchas los extremos quemados.

Las varetas aún están pegajosas y entre el pegamento quedaron retenidas las oscuras plumillas de los pajareles. Allí esperan hasta el próximo verano.

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Enero en cualquier sierra del sur de Aragón ….

José Antonio Sánchez y Chabier de Jaime

miércoles, 8 de enero de 2014

PAISAJES DEL ALTO TREBBIA (APENINOS LIGURES)

Los montes Apeninos conforman una cordillera que recorre buena parte de la península Itálica. Desde el Golfo de Génova, por donde conecta con los Alpes Ligures (o Marítimos) hasta el península de Calabria, frente a la isla de Sicilia, esta cordillera tiene un recorrido de 1.400 kilómetros y otorga un carácter montañoso a buena parte de Italia.

Los Apeninos Ligures constituyen el sector más septentrional de la cordillera de los Apeninos. Se levantan entre el mar de Liguria y la llanura del río Po, formando un arco de unos 140 km. de longitud que atraviesa las regiones de Piamonte, Lombardía, Liguria, Emilia-Romaña y Toscana. Su cima es el Monte Maggiorasca (1.804 m.).

Esta cordillera tiene una marcadísima falta de simetría pues la divisoria de aguas no es equidistante, sino que se encuentra muy próxima a la línea de costa y bastante alejada de la llanura padana.

En su vertiente meridional, hacia el mar de Liguria, las pendientes son muy abruptas resolviéndose desniveles superiores a los mil doscientos metros en poco más de quince kilómetros en distancia. Este aspecto lo habrán podido percibir aquellos viajeros que han recorrido la autopista, un continuo de túneles y viaductos, que recorre la costa ligur desde Ventimiglia en dirección Roma a través de numerosísimos torrentes de corto recorrido y notables pendientes.

Sin embargo, en la vertiente septentrional se produce una progresiva gradación de las sierras que, aun manteniendo relieves importantes, alcanza la llanura padana a través de diversos valles abiertos por los ríos Bormida, Orba, Staffora, Trebbia, Aveto y Taro.

Río Orba. Foto: Parco fluviale del Po

La parte más occidental de los Apeninos Ligures, la que continúa con los Alpes Marítimos o Ligures es un territorio abrupto aunque con altitudes inferiores a los 900 m.

Algo más al este, a la altura de Savona, comienza un macizo ofiolítico, rocas de origen magmático y química ultrabásica procedentes de la corteza oceánica que aflora tras el choque de placas producido durante la orogenia alpina; la mayor dureza de estos materiales tiene su reflejo en el relieve que, en este sector tiene amplias zonas con altitudes superiores a los mil metros (Monte Beigua, 1.286 m.). Aquí es donde la divisoria de aguas de la cordillera alcanza la mínima distancia del mar de Liguria (tan solo 6 km. en línea recta de la costa en Arenzano).

Parque Natural de Beigua: Foto: Galería Fotográfica de Italia

Tras un corto declive hacia el paso de Turchino, vuelve a aflorar otro macizo de ofiolitas con cimas que de nuevo superan los mil metros (Monte Tacconi, 1.113 m.; M. delle Figne 1.172 m.) que geológicamente forma una unidad con el anterior.

En el siguiente sector, más hacia el este, la divisoria de aguas se aleja algo más de la costa, mientras que comienza a tomar cuerpo un conjunto de sierras conectadas entre sí en la que son comunes montañas que superan los mil quinientos metros de altitud (Monte Lessima, 1.724 m.; M. Ebro, 1.700 m.) y que se internan hacia las provincias de Alessandria, Pavía y Piacenza, fuera ya de la región de Liguria.

Provincia di Alessandria, Barra della pagina

Sin embargo, los Apeninos Ligures alcanzan su mayores relieves en un cordón montañoso que surge en los montes próximos al santuario de Borzonasca (a unos 12 km. del mar) y se interna en dirección norte entre las provincias de Piacenza y Parma (región de Emilia Romaña) hasta alcanzar el valle del Po cerca de Castell’Arquato. Destacan cimas como el Penna (1.735 m.), el citado Maggiorasca (1.804 m.), el Nero (1.752 m.) y el Ragola (1.711 m.).

Monte Maggiorasca - Appennino Ligure

En la zona oriental del golfo de Génova, los Apeninos ligures doblan hacia el sudeste y aún mantienen relieves notables como el monte Gottero (1.639 m.) que hacen de límite entre las provincias de La Spezia, Parma y Massa. Es también la divisoria del río Vara, que vierte hacia el próximo mar, y el Taro que termina en el Po cerca de cerca de la ciudad de Parma.

Poco más hacia el sudeste, tras el Paso della Cisa, los Apeninos Ligures dan paso a los Apeninos toscoemilianos que se internan entre las regiones de Emilia-Romaña y la Toscana.

El pasado agosto, tras realizar un periplo por las afamadas ciudades históricas del norte de Italia y, tras comprobar la dificultad de acceder al centro de Milán a través de un mar de barrios periféricos, en una hora punta y bajo una intensísima lluvia, decidimos iniciar el retorno hacia Calamocha vía Génova a través de los Apeninos ligures. Sin un plan establecido previamente.

Tras abandonar la llanura padana en Pavía comenzó a refulgir el sol y a cambiarnos el ánimo. Hicimos acopio de alimentos en Voghera y comenzamos a remontar el valle del río Staffora, dejando a un lado la ciudad termal de Salice Terme (las “termas del sauce”) y la abadía de Sant’Alberto di Butrio.

Valle del río Staffora. Foto: Salicedoro

La carretera atravesaba un territorio de montes muy boscosos con zonas cultivadas en las zonas bajas y donde el valle se abría formando un conjunto de pequeños prados y tierras de labor entre un continuo de tallares de bosque caducifolio en fase de recuperación y sin mucha apariencia de explotación reciente.

La estrecha carretera acometía una fuerte pendiente mediante innumerables y cerradas curvas. Pocos coches y algún atrevido ciclista. Las tierras de labor desaparecieron para dar paso al definitivamente al bosque. De nuevo amplísimas extensiones de tallares de roble, arce, fresno, castaño y otros árboles caducifolios tapizaban completamente las vertientes de los montes conectando con olmos, chopos y sauces en los fondos de valle. Comenzamos a encontrar plantaciones de pino albar en la zona de Monte Penice.

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Carretera en el entorno del Monte Penice. Foto: V. Maruffi

Alcanzamos el puerto de Penice (1.149 m.) tras un largo ascenso. En la otra vertiente se extendía el valle del Trebbia. I

Este río nace en los Apeninos Ligures y se dirige hacia el norte para desembocar en el caudaloso río Po: el señor de la próspera llanura padana.

 

Iniciamos el descenso hasta alcanzar la histórica ciudad de Bobbio,  que, por falta de tiempo y conocimiento no pudimos visitar perdiéndonos su valioso patrimonio monumental, como el monasterio de San Colombano o el imponente Ponte Vecchio …

Comenzamos a remontar el valle del Trebbia por la estrecha carretera que seguía en paralelo el cauce del río.

Era un valle agreste, muy sinuoso. Múltiples meandros encajados entre montañas.

Paisaje en el valle del Trebbia

Algunos tramos -que no vimos- son muy conocidos en Italia por su belleza paisajística, como el del elefante …

Meandro del Trebbia en Cerignale. Foto: Wikipedia

Montañas boscosas de inclinadas vertientes.

Un río de aguas cristalinas y con una enorme capacidad de arrastre, a juzgar por la anchura de la llanura de inundación y por los depósitos de gravas acumulados en su lecho … Un río vivo, sin regulación importante en su cabecera. Uno de los tesoros fluviales de Italia.

Un ambiente que apunta hacia un clima con precipitaciones abundantes por el efecto de los Apeninos, barrera orográfica que fuerza a enfriarse a las masas de aire húmedo que ascienden desde el inmediato Mediterráneo, y con unas temperaturas moderadas o bajas, conforme se asciende en altitud. Se muestra el climograma de Montebruno, en la cabecera del valle.

Climograma, Montebruno

Remontando el curso del Trebbia también encontramos paisajes agrícolas. Prados, cultivos de forrajeras, viñedos, pequeños huertos de frutales entre los que se reparte un conjunto de granjas y de casas de campo, hoy muchas segundas residencias.

Y allí estaban los trasmochos.

Había robles de redondas copas….

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Moreras.

Algunas alineadas haciendo de seto entre dos prados ….

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Otras, solitarias sobre el talud, a merced del viento …

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Unas y otras, escamondadas. Cuidadas por los paisanos. Tal vez se conserve su uso como forraje.

Eran muy comunes también los sauces trasmochos. En los linderos de los campos …

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en los viñedos con función de poste para las espalderas …

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o en el entorno de las granjas …

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E incluso chopos, álamos negros trasmochos, creciendo junto a los regatos que descendían entre los campos ….

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Álamos trasmochos con el tronco alto, con la cabeza menos gruesa …

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con ramas más finas y algo más torcidas …

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Con una fisonomía diferente a los chopos cabeceros de Aragón.

Les preguntamos a las granjeros por el empleo que tenía la madera de los sauces y chopos trasmochos. Nos dijeron que aprovechaban como leña para el invierno, para las habituales jornadas en las que esas montañas se cubrían de grandes paquetes de nieve. Las dificultades con el idioma no nos permitieron saber más sobre estos árboles.

No fue una búsqueda premeditada. No sabíamos que estaban. Fue un encuentro en una incursión por una zona montañosa cualquiera tras salirnos de las grandes vías de comunicación.

De nuevo, árboles trasmochos, un elemento característico de los paisajes tradicionales europeos. Esta vez, en los Apeninos Ligures.

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Y seguimos remontando el final del valle entre parajes atravesando los bosques y prados de las oscuras montañas de Montebruno….

Paisaje de Montebruno. Foto: Altavaltrebbia

para llegar al Passo de Scoffera, paso natural hacia el Mediterráneo y hacia la ciudad de Génova.

Por aquello de avanzar en el retorno, pues el día siguiente era el de un viaje de muchos kilómetros, continuamos por la autopista litoral hasta Albenga, por donde salimos a buscar un alojamiento, lo que conseguimos en Villanova d’Albenga. Pequeña ciudad amurallada medieval …

Otra sorpresa más fuera de ruta en esta Italia en la que la historia y el arte afloran por cada rincón. Tras la consabida pizza de despedida callejeamos por este pequeño y cuidado burgo que nos dejó un grato sabor de boca.

Al recogernos en el alojamiento encontramos una botella de agua mineral que nos había dejado su dueña. Era de la marca “Alta valle del Trebbia”. En la etiqueta aparecía una cita: La valle più bella del mondo. E. Hemingway.

Cuando el famoso escritor norteamericano recorrió como corresponsal de guerra en 1945 anotó en su diario:

"Hoy pasé por el valle más hermoso en el mundo."

Las voladuras de los puentes por los partisanos obligaron a desviar el recorrido a la columna motorizada en la que viajaba Hemingway ofreciéndole la oportunidad para conocer el valle del Trebbia que tanto le fascinó.

Como a nosotros.