Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

lunes, 24 de junio de 2013

FRESAS SILVESTRES: UN INDICADOR DEL DESARROLLO DEL SOTOBOSQUE EN REPOBLACIONES FORESTALES

Las fresas silvestres son los primeros frutillos de nuestros montes tras el duro y largo invierno. Generalmente estamos acostumbrados a ver fresas de gran tamaño en las verdulerías, pero ciertamente son variedades que no tienen nada que ver ni en aroma ni en sabor. Son más grandes, si, pero es lo único.

La fresa (Fragaria vesca) es una planta vivaz, siempreviva, que prefiere suelos húmedos, bien drenados, ricos en nutrientes y en humus; requiriendo huecos bajo el dosel arbóreo por donde le llega la luz solar, aunque no en exceso.


Forma parte de la familia de las rosáceas.  Sus tallos alcanzan unos 20 cm de altura, aunque generalmente observaremos un crecimiento horizontal, extendiéndose por el suelo. Presenta una roseta basal de donde surgen las hojas, trifoliadas, y los tallos florales, ambos de la misma longitud.
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Estas fresas son utilizadas en la alta cocina por sus delicados aromas e intenso sabor.

En Fonfría las fresas florecen a finales de mayo y junio bajo el pinar, sobre todo en claros del mismo. Las pequeñas florecillas blancas poco a poco pierden los pétalos y la fresa se va formando, primero verde y luego va virando hacia blanco amarillento y finalmente rojo.

El pinar de Fonfría es una extensa repoblación forestal de mediados de los años 50. Conviven masas coetáneas mixtas y puras de Pinus sylvestris y Pinus nigra. Durante varios meses se llevan haciendo unos trabajos de clareo con el fin de disminuir la densidad, en algunas zonas superior incluso a los 2000 pies por hectárea, es decir, casi la misma densidad inicial a la que se pusieron en su día.
 
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Estos pinares son fundamentalmente masas protectoras instaladas en los relieves más altos y pronunciados de la sierra de Fonfria y Pelarda, pero las elevadas densidades comprometen su crecimiento así como la regeneración natural tanto de la masa forestal actual como del sotobosque, prácticamente inexistente como consecuencia de la superposición de copas y el ambiente excesivamente umbrófilo incluso para especies más tolerantes como el rebollo (Quercus faginea) y marojo (Quercus pyrenaica). Por todo ello la apertura de claros que se van generando con los trabajos será aprovechada poco a poco por otras especies. Este es el caso, por ejemplo, de las fresas, pero también será una oportunidad para los antiguos pobladores de estos territorios, los anteriormente nombrados y otros más o menos exigentes.
 
IMG_2830 Foto en el límite de los trabajos. A la izquierda, monte trabajado, disminuida ya su densidad. Derecha monte original, obsérvese la diferencia de luz entre una y otra zona.

IMG_2820 El impacto visual de los trabajos puede minimizarse dejando algunos pies sin cortar dentro de las calles
 
Las repoblaciones forestales emplearon una gran cantidad de mano de obra en los pueblos donde se efectuaron, siendo un complemento económico muy importante en épocas de escasez. Los trabajos posteriores también (claras, podas, clareos) pero durante buena parte de los años setenta y ochenta la visión comercial del monte y de sus propietarios y gestores (ayuntamientos, comunidades autónomas, etc.) pasó a un segundo plano ante la falta de rentabilidad y el éxodo rural hacia las ciudades, coincidiendo también con la transferencia en materia de montes y medio ambiente a las CCAA. Eso y el auge de los movimientos conservacionistas, que habían contemplado durante años cómo los ingenieros arrasaban bosques autóctonos para colocar enormes plantaciones monoespecificas de pinos, en muchos casos de manera completamente injustificada. De esta forma el monte pasó poco a poco de ser un medio productivo principalmente a todo lo contrario, fomentándose más el aspecto de la conservación de los recursos (secundado también por la falta de recursos económicos para su gestión) y poco a poco se fue perdiendo por completo la cultura forestal de la que provenian y hacia la que iban dirigidos.

En los últimos años, los esfuerzos de los gestores forestales se han centrado así en la conservación del vuelo de los montes y los proyectos y trabajos posteriores han ido encaminados casi totalmente a la protección y prevención de incendios forestales, mediante la creación de nuevas infraestructuras y conservación de las ya existentes (fajas cortafuegos, fajas auxiliares, pistas forestales, puntos de agua). Asimismo las nuevas repoblaciones forestales han tenido en cuenta las especies autóctonas y los pinos ya no son los únicos elementos del nuevo paisaje arbolado de muchos montes, aunque siguen siendo importantes en determinadas zonas.

Actualmente tenemos la oportunidad de dotar a estos montes de una mayor diversidad, llevando poco a poco la masa forestal actual hacia fustales de menor densidad mediante aclareos sucesivos, repoblaciones de enriquecimiento e incluso, por qué no, hacia la renovación total de la masa en determinados rodales con indicios de regeneración natural mediante cortas a hecho (siempre que no exista riesgo de erosión y pérdidas de suelo). Estas actuaciones no deben verse por la población como una destrucción del pinar, sino como un paso más hacia la renovación de las masas forestales en el ámbito del aprovechamiento forestal sostenido. Hay sitio de sobra para todas las especies si se gestionan de manera adecuada en espacio y tiempo.
 
Fonfria 2009 Fonfría 2012
Fonfría año 2009 (arriba) y misma zona en 2012 tras los trabajos
Estos trabajos bien planificados mediante planes de gestión u ordenación adecuados pueden volver a crear una demanda de mano de obra, muy importante en nuestros pueblos en los tiempos que corren.

Los aprovechamientos forestales no deberían de ir reñidos con la conservación de los montes. Al revés, deben ser empleados para conseguir los objetivos mínimos de la ordenación forestal: persistencia y estabilidad de las masas forestales, rendimiento sostenido de sus productos y servicios y máximo de utilidades (leñas, pastos, hongos, etc.) y sobre todo para equilibrar las condiciones de las especies, intentando favorecer a las autóctonas en determinados enclaves de gran valor natural o singularidad.

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