Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

martes, 21 de mayo de 2013

DE FILARIAS Y CURRUCAS CAPIROTADAS

Recreo de un martes de abril. Se acerca Eva Naval a comentarme que hay ejemplar muerto de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) en la acera de la fachada principal del Instituto. Bajo con ella y la recogemos del alcorque donde la ha guardado. Se trata de un hembra y a juzgar su rigidez ya debe llevar varias horas muerta. Estos días se ven y, sobre todo, se oyen numerosas currucas capirotadas en los aligustres de las calles de Calamocha que por estas fechas están desprendiendo masivamente su copiosa cosecha de frutillos dejando múltiples manchas moradas sobre el pavimento.

Cojo el pajarillo y lo llevo al laboratorio donde tengo clase de Biología y Geología con los alumnos de 1º de Bachillerato. El objetivo no es otro que reconocer algunos rasgos morfológicos y asociarlos con su modo de vida, con su requerimientos ecológicos. Vemos el pico alargado propio de una dieta insectívora, las alas no muy largas para moverse entre el sotobosque, los distintos tipos de plumas …….

Y, como suele ocurrir en estos casos, surge la propuesta:

- Vamos a abrirlo…

No es mi fuerte la anatomía. Pero vamos a ello.

Desplumamos la zona anterior de la curruca. No tiene prácticamente grasa. Los músculos pectorales aún muestran desarrollo y se aprecian mejor al separarlos con el bisturí. Bajo los mismos asoma la caja torácica, con su prominente quilla donde se insertan los citados músculos.

Cortamos con la tijera. Asoma un hígado bastante grande, sobre el mismo un corazoncillo (como una bolita), una larga tráquea bifurcada en dos bronquios que penetran en unos pequeños pulmones.

Entre la caja torácica y el pulmón aparece un  hilo blanco y carnoso. Pienso que es una filaria, un grupo de nematodo parásito de vertebrados con cuerpo muy alargado. Está inmóvil. Parece muerto. Junto al pulmón izquierdo observamos un ovillo formado por cinco filarias. Recogemos alguna con la pinza y la dejamos con agua sobre una placa Petri.

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Seguimos con la disección abdominal. Intestinos, ovarios … una maraña inextricable de vísceras que parecen confluir en la cloaca. Llena por cierto.

Vemos los finos músculos y huesos alares. La delicada anatomía locomotora necesaria para levantar el vuelo, mantener las plumas y no cargar peso.

La emprendemos con la cabeza. El pico gris, la lengua de naturaleza córnea y con forma de punta de flecha. La boca, dilatable para engullir una zarzamora. Despellejamos la cabeza dejando el cráneo al aire. Las órbitas están rellenas de dos grandes y esféricos ojos que casi impresionan. Con el bisturí perforamos el cráneo de donde asoma un pequeño encéfalo entre el que destaca el cerebro, de un color blanquecino.

Escribo a Javier Lucientes preguntándole por el nemátodo. Cariñoso y diligente, como siempre, me contesta indicándome que probablemente se trate de la especie Diplotriaena tridens, parásito bastante común en la curruca capirotada.

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Nos preguntamos. ¿Pudo deberse la muerte de la curruca a la infestación por las filarias? Busco más información sobre el tema.

El artículo “Encuesta sobre parasitismo por nemátodos hemáticos y titulares en aves españolas” publicado en Ardeola en 1975 por los profesores F. Jiménez y E. López indica la presencia de formas pertenecientes a la familia Diplotrieaenidae en cuatro de seis ejemplaresde curruca capirotada recogidos en Doñana estando localizados “en los sacos aéreos torácicos en estrecha unión con la caja torácica”. Como en nuestro caso.

Otro artículo titulado “Parasitic helminthes – probable cause of death of birds” publicado en 2012 en la revista Helminthology por A. Okulewic y J.Sitko expone que a partir de aves muertas durante campañas de anillamiento en Presov (República Checa) también fue detectada la presencia de Diplotriaena tridens en Sylvia atricapilla.

En ambas publicaciones se indica que este nematodo utiliza como hospedadores intemediarios de sus fases juveniles (microfilarias) a determinados artrópodos (ortópteros) que forman parte de la dieta de la curruca capirotada, especialmente durante el periodo reproductor.

En el ejemplar encontrado encontramos seis ejemplares de filaria. Podría haber más si hubiésemos explorado más. No sabemos si además tenía alguna otra especie más de parásito. ¿Era excesiva la carga parasitaria? ¿Pudo ser la causa de su muerte?

sylvia atricapilla

En general, las aves silvestres tienen una cierta capacidad de tolerancia ante los parásitos. Cuando se supera cierto límite de carga el ejemplar hospedador desvía demasiada sangre hacia los organismos que soporta reduciendo su vitalidad y llegando a morir. Los pequeños pájaros son menos resistentes a mantener helmintos. Su resistencia depende del tamaño, el número y la localización de la infestación. Y, al parecer, los parásitos que afectan al aparato respiratorio son los más patogénicos.

Así, durante los pasos migratorios estos pequeños pájaros suelen presentar reservas de grasa bajo la piel en el pecho y abdomen. Este momento coincide con un momento de esfuerzo y de consumo energético máximo. En estos días de abril se está produciendo el paso migratorio de la curruca capirotada desde los territorios de invernada (presaharianos) hacia los territorios de cría del centro y norte de Europa. La mayor parte de los ejemplares que pueden verse en estos días son individuos en paso. Por ello esperábamos que en la hembra muerta encontrada debería apreciarse cierta cantidad de tejido adiposo subdérmico. Y este no ha sido el caso. La presencia de al menos seis filarias de más de cuarenta milímetros de longitud puede haber tenido su influencia reduciendo su vitalidad e influyendo decisivamente en su muerte.

Aunque nunca lo sabremos con certeza.

3 comentarios:

Sergio de Carabias dijo...

Magnífica clase magistral sobre las filarias de la Curruca capirotada. Ojalá hubiera dado yo con un profesor así en Bachillerato... Casualmente, tengo un amigo que está acabando su tesis sobre parásitos sanguíneos en la Curruca capirotada. Ya mismo le paso tu enlace por ver si en algo os podéis complementar.

Anónimo dijo...

El lunes al bajar del coche, tras aparcarlo, encontré un polluelo de lo que siempre he supuesto es un nido de gavilanes, caído del nido por tanto, situado este a unos 8 metros de altura, aun sin plumas, pero ya bastante crecido.

Una pena enorme. La primera vez en años que cae uno, pensé dando por hecho que murió por causas naturales y la madre lo tiro del nido, cosas que pasan, por hambre no seria, les sobra la comida, ahora pienso y creo que el hermano vive y no tardara en salir del nido.

Así que hice lo que buenamente pude, tras mi particular autopsia, lo saque al descampado y lo deje para que la vida siga, y otros animales se lo coman...


Recuerdos

Anónimo dijo...

Continuo, hoy dos semanas después, la escena ha sido totalmente distinta, y al ir a por el coche, en el rafe del nido, estaban sus hermanos, al menos tres, corriendo de un lado a otro sin atreverse a dar el salto y volar, mientras desde el otro lado del bosque de metal donde viven, no paraban de llamarlos, para que se decidiesen y saltasen ...

Recuerdos