Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

sábado, 9 de junio de 2012

FRUTALES EN EL PAISAJE DE NUESTROS PUEBLOS

El paisaje de nuestros pueblos ha cambiado mucho a lo largo de nuestra historia. Si observamos fotografías antiguas, por lo general hemos pasado de una intensificación agrícola y ganadera de la mayor parte de las tierras (antiguos abancalamientos, pastizales, ocupación por cultivos de zonas húmedas…) a un abandono de parte del campo, especialmente de las tierras escasamente productivas, de difícil acceso, pendiente y escasa extensión…, aunque por otro lado la presión urbanística también ha modificado el paisaje natural y agrícola. En Calamocha por ejemplo, lo que antes eran barrios periféricos con casas dispersas, eras o huertas, han quedado integrados casi por completo en el conjunto del casco urbano.


Vista panorámica de Calamocha al atardecer, muy posiblemente desde la Iglesia. Se ven las huertas que antaño ocupaban los terrenos de la calle La Balsa (izquierda) y torre de la Casa Marina. Al fondo casco urbano del Barrio Verde – Santo Cristo, Cartoteca del CEJ

Uno de los cambios que más ha llamado la atención en el Jiloca y el Pancrudo ha sido la práctica desaparición de los frutales de nuestras vegas. Antaño, la abundancia de perales, manzanos, membrilleros, ciruelos o cerezos era mucho mayor. ¿Quién no recuerda los dulces “ciruejos” de la Huerta Grande cuando aun no había comenzado la  transformación urbanística? ¿Y las “verdedoncellas” del Ajutar? Alguna queda… cada vez menos.
 
El que no tenía un campo completamente dedicado a ello tenía en sus lindes varios frutales. Esto aseguraba una cosecha anual de fruta que podía durar (a medida que se iban comiendo) hasta más de medio año en los frescos graneros, bajos y bodegas. ¡Sin cámaras frigoríficas!


Plaza del Peirón y muro exterior de la Huerta Grande, Cartoteca del CEJ


La intensificación agrícola en nuestras tierras de regadío ha primado el cultivo de la remolacha, la patata y ahora parece que el maíz es el que más se impone y cultiva, en compañía de los cereales de invierno. Atrás quedan los tiempos del cáñamo y de los propios frutales.

Observa las imágenes que te mostramos a continuación. Se trata de imágenes tomadas por el vuelo Americano en la primavera de 1957.
 
Navarrete 1957 fragmento

  Navarrete del Río. Fecha del vuelo Americano: 19 abril 1957 9:54 horas. Se observan multitud de frutales formando parte de los campos de cultivo en toda la vega del Pancrudo.


Calamocha 1957 fragmento

 Calamocha. Fecha del vuelo Americano: 19 abril 1957 9:53 horas. Las huertas rodeaban prácticamente todo el pueblo y los frutales también ocupaban gran parte de los cultivos.


El Poyo - Fuentes Claras fragmento 
El Poyo del Cid – Fuentes Claras. Fecha del vuelo Americano: 16 marzo 1957 10:52 horas. Aunque menos, también se observan varios campos con frutales en este tramo del Jiloca


Caminreal 1957 fragmento

 
Caminreal – Torrijo del Campo. Fecha del vuelo Americano: 16 marzo 1957 12:40 horas. Los frutales también salpican la vega

 
Además del cambio de extensión de los cultivos se observan muy bien las “eras”, de color blanquecino y aspecto rectangular, situadas a las afueras de los pueblos. Son terrenos que se distinguen muy bien del resto, incluso en épocas en las que no eran propias su utilización, como es el caso del mes de marzo en Caminreal o El Poyo. Estas explanadas estaban completamente limpias de toda vegetación.
 
Una observación más: ¿dónde hay mas eras, en Caminreal o en Calamocha? En Caminreal están agrupadas prácticamente todas en el mismo lugar y en Calamocha están más repartidas… pero aun así, este pueblo en 1957 tenía muchas más eras “activas” que Calamocha. Incluso El Poyo, o Fuentes Claras, destacan por su número. Seguramente el número de propietarios con tierras en estos pueblos era muy superior al de Calamocha, de ahí que hubiese muchos más pajares con su era.
 
Pero volvamos a los frutales. Si te fijas son muy numerosos en toda la vega del Pancrudo, y en el Jiloca en toda la zona de Calamocha y Caminreal – Torrijo. Esta cantidad de frutales no es conocida en los tiempos actuales.

Hoy en día la mayor parte de los frutales del Jiloca y donde su cultivo se da con gran importancia es en la vega aguas abajo de Villafeliche. Entre Calamocha y este pueblo se van haciendo más numerosos, pero siempre en minoría en comparación con el cultivo de cereal o maíz, y poco comparable a la abundancia de antaño.
 
Hace un par de meses recorriendo una parte de valle del Jiloca entre Velilla y Morata de Jiloca me percaté del paisaje que crean estos cultivos, especialmente en los campos de viejos frutales.

Frutales

La humedad en el valle, unido a la media sombra que ofrecen estos cultivos y el comienzo del tiempo primaveral ofrecen condiciones muy buenas para el crecimiento del tapiz herbáceo entre el que se alimentan multitud de aves e insectos. Por los viejos troncos de frutal sube el agateador común en busca de insectos, ofreciendo un hábitat alternativo al de vegetación de ribera, que por otro lado, prácticamente ha desaparecido en esta zona del Jiloca.

Los campos de frutales más antiguos crean condiciones muy similares al de pequeños bosques, con árboles viejos, huecos, posaderos… y alimento. No suelen ser muy numerosos este tipo de cultivos. La pérdida de rentabilidad hace que muchos de ellos terminen siendo abandonados y finalmente arrancados, quedando muchas zonas de vega completamente yermas.

Deberíamos ser conscientes de la importancia que han tenido los frutales en nuestras vegas a lo largo del tiempo. Además, la inmensa mayoría de las viejas variedades seguramente se han perdido, lo que supone también un empobrecimiento desde el punto de vista de la diversidad genética y una pérdida enorme de la que poca gente es consciente: las formas, sabores y olores de la fruta de antaño también se pierden para siempre.
 
Por otro lado, resulta fascinante entrar en los paisajes del pasado, siendo además una forma muy buena y valiosa para aprender sobre los cambios del mismo a nuestra pequeña escala humana.
 
Las fotos aéreas que hemos incluido en esta entrada son resultado de la digitalización de ortofotografías adquiridas por el Centro de Estudios del Jiloca al Ministerio de Defensa, con motivo de diversos estudios realizados, entre ellos la caracterización de la antigua distribución de chopo cabecero en la comarca del Jiloca, aun sin concluir en su totalidad, dadas las dificultades de digitalización adecuada para su tratamiento posterior con programas SIG. Seguiremos trabajando en estos y otros temas relacionados con la fotointerpretación de estas valiosas imágenes de nuestro pasado.

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