Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

sábado, 5 de mayo de 2012

PASEO POR EL CARRASCAL DE TORRIJO

La Asociación Cultural y el Ayuntamiento de Torrijo del Campo organizaron un programa de actividades culturales para el largo fin de semana del pasado San Jorge. Una de ellas consistió en un paseo por el monte en el que pude participar.

Amaneció el día con una densa y persistente niebla de fondo de valle. Junto al polideportivo nos agrupamos en coches y por el camino de La Poyada nos dirigimos hacia el flamante merendero cubierto donde comenzamos la excursión una veintena de personas con ganas de disfrutar una agradable mañana. Me sorprende la abundante señalización de los parajes y partidas del término con sus carteles de madera rotulados con sus respectivos topónimos.

En el río aún no ha levantado la niebla.

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El paraje es una abierta vaguada con cultivo de secano entre unas laderas de suave relieve.

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Predomina el cereal (cebada) aunque hay alguna parcela con alfaz de secano. Entre los campos hay linderos y pequeños ribazos –casi siempre perpendiculares a la línea de pendiente- que resuelven la diferencia de altura quedando las parcelas como una serie de amplios bancales. Son técnicas antiguas para aprovechar mejor el agua de las precipitaciones y de proteger el suelo de la erosión.

La primavera viene tardía.

Los nazarenos (ajicuervos les llaman en Torrijo) comienzan a florecer. Las plantas levantan muy poco sobre el suelo. Acusan la sequedad del pasado invierno.

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Hace un rato que hemos abandonado el camino y vamos remontando suavemente a través de un carrascal.

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No son pies muy gruesos ni matas muy altas, pero ya comienza a cerrarse extendiendo bajo su copa una capa aún no muy gruesa de hojarasca, ya en fase de transformación en humus. La lenta reconstrucción de los suelos perdidos.

Predomina el sustrato con roca caliza. Diversas especies de líquenes y musgos comienzan la colonización de la roca …

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Pero también afloran unas arcillas amarillentas, esponjadas por los hielos invernales, en donde se aprecia nítidamente la intensa erosión de estas laderas en aquellos enclaves desprotegidos. El tomarro azul (Lithodora fruticosa), que comienza a florecer ….

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soporta la insolación y la sequedad llegando a formar ejemplares con tallos -casi tumbados- que presentan un grosor notable cuya “copa” protege eficazmente el suelo de la erosión hídrica.

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Son escasos los claros. En seguida se cierra el carrascal. Es una masa casi pura.

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Bajo la fronda crecen esparragueras, lapas y tucas. En las ramas se pueden diferenciar al menos tres especies de líquenes epífitos. En sus márgenes, sobre todo en la parte de umbría, crecen diversos musgos sobre el propio suelo.

En los claros comienza a florecer la rosácea Potentilla cinerea

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…entre líquenes foliáceos terrícolas.

En la parte baja, la mayoría de los gamones están brotando y comenzando a formar la candela. Conforme ascendemos encontramos muchos ejemplares con el desarrollo de la inflorescencia más avanzado. Los que están en zonas más abiertas ….

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Los –4.5 ºC del pasado día 17 (ver La Garita del Jiloca) han dañado los tallos florales.

Una única noche de helada rigurosa en abril, tan sólo una, es capaz de dañar de forma notable a las plantas en una de sus fases más vulnerables. Es uno de los rasgos agronómicos de este territorio tan difícil para la agricultura. Es el famoso “San Jorge laminero”. Es tan probable que ocurra que los años de fruta son casi inusuales.

Entre las carrascas vemos algunas sabinas, tanto negrales como albares, aladiernos (palo de Bañón), gayubas, espinos blancos (Rhamnus lycioides), sin embargo son escasos los rebollos y no encontramos escaramujos, ni gazpoteras ni guillomos. Seguimos ascendiendo y la altura nos ofrece una magnífica vista del carrascal que se extiende hacia los montes de Bañón y de Caminreal.

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Y, tras un último repecho, llegamos a un pequeño refugio situado sobre una cresta caliza que cierra el estrecho barranco de la Rambla de los Majanos, ya en la mojonera con el monte de Rubielos de la Cérida.

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Al aflorar las calizas la sabinas negrales se hacen más abundantes aunque no llegan a prosperar mucho, por crecer sobre el mismo peñasco.

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Comenzamos en descenso de nuevo entre los huecos del carrascal ….

DSC_8261Algunos pies jóvenes de sabina muestran en sus ramas bajeras las hojas similares a las de los enebros mientras que las de las ramas algo más altas son ya las características de las plantas adultas. En sus primeras etapas, enebros y sabinas muestran su estrecho parentesco, no en vano ambas –tan diferentes en su madurez- pertenecen al género Juniperus,

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Esta característica se interpreta como una adaptación para reducir el herbivorismo en su crecimiento inicial, cuando apenas levanta una veintena de centímetros sobre el suelo.

En estas inclinadas laderas asoma de nuevo la roca caliza. Y encontramos algunos depósitos de fragmentos desprendidos tras la implacable acción del hielo. Son canchales.

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entre cuyos derrubios no es raro encontrar fósiles de pequeñas terebrátulas, braquiópodos muy comunes en los mares jurásicos, muy similares a esta encontrada en el vecino monte de Rubielos.

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Y, así, charrando animadamente, nos llegamos a la balsa. Se trata de una amplia depresión que recoge las aguas de escorrentía de las laderas contiguas. Aunque se ven trabajos de ampliación se aprecia el respeto para no alterar el fondo arcilloso (el culo), lo que impide que se infiltre entre las calizas que hay debajo, a través de cuyas grietas escaparía fácilmente el agua.

DSC_8267 Este punto de agua, tiene una gran importancia por ser uno de los pocos existentes en muchas hectáreas de monte. Es un pequeño oasis.

En fin, una muy grata mañana por el monte de Torrijo, uno de los carrascales más extensos del valle del Jiloca.

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